No te fies de la realidad.

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Acabo de llegar del instituto. Me ha despertado el estruendoso ruido de la alarma, la he apagado a las siete, he mirado al techo, un techo blanco de cemento, que sostenía creo que la habitación de mi hermana Melania, me he puesto las zapatillas de pelo de andar por casa, porque el mármol con el mínimo frío te hiela los pies. Me he dirigido al aseo, cuando mi madre ha abierto la puerta de mi cuarto para asegurarse de que estoy despierto. He desayunado tostadas, me he vestido y me he ido directo al colegio porque llegaba tarde. Antes de llegar a la entrada del colegio, unos alumnos que estaban haciendo un módulo me han llamado moro, me han dicho que me vuelva a mi país y que no mire atrás, en ese momento solo pensaba en pasar absolutamente de ellos cuando han tenido la genial idea de echarme un cubo de agua sobre la cabeza, estamos a 5 de Diciembre, por lo que hacía frío y he tenido que volver a mi casa a cambiarme, solo y mojado, porque mi madre no respondía al teléfono, estará duchándose o haciendo a saber qué.

El camino se me estaba haciendo eterno, solo temblaba y no sabía si estaba empezado a llorar porque las lágrimas de mi cara no se diferenciaban con el resto del agua que tenía por encima. Lo más indignante es que nadie se ha parado a preguntarme si estoy bien, ni me ha traído una toalla, lo único que podría calentarme era la camiseta medio seca que tenía en la mochila para cambiarme a la hora de educación física, solo un perro  abandonado se me ha acercado, y cuando iba a agacharme para acariciarle se ha ido corriendo. Espero no seguir así durante el resto de mi vida, porque sería una vida muy triste. Obviamente queda muy poco para que sea mi cumpleaños y en exactamente 13 días podré comentar lo mal que me fueron mis 14 años, y en 27 lo mal que fue el 2013.

Cuando había llegado a mi casa mi madre ya me estaba gritando nada más verme por la ventana, porque me he tenido que saltar matemáticas y es una asignatura importante para mi futuro académico. Sé que se enfada porque quiere imitar lo que me diría mi padre, porque  ella no se le da bien inventarse nada como para hacerme sentir mal por haberme saltado una clase, pero me la he saltado porque estaba completamente mojado, y la verdad es que no tenía muchas ganas de dar encima matemáticas calado.  Su melena de pelo negro le caía por delante de la cara, podía sentir su furia a través de esos grandes ojos marrones. Me daba igual lo que estaba diciendo, en ese momento me pregunté que cómo ha podido salir un hijo tan feo, con una madre tan guapa. Cosas de la vida. Me ha mandado a ducharme con agua caliente, cosa que iba a hacer con o sin su permiso, porque estaba congelado.

Cuando he entrado al baño, me he quitado la ropa mojada y fría, y me he mirado al espejo, en ese momento, me he percatado de que llevaba 14 años siendo un marginado, sin amigos, sin nadie al que contarle mis secretos, con quién jugar. Sólo me han usado para hacerles trabajos y para que se diviertan riéndose de mí durante el tiempo que llevo de curso. Mi ojo derecho estaba empezando a humedecerse justo cuando el izquierdo ya había empezado a soltar lágrimas. Mi madre ha llamado a la puerta, pero no pensaba abrirle, ni responder, no le voy a defraudar, no voy a hacerle pensar que lo que ha hecho, lo ha hecho mal, que ha fallado como madre, porque no es así. Yo he fallado como hijo. Me he acordado de las veces en las que me decía que saliese a la calle a jugar con otros niños, y yo pasaba de ella. Sus gritos al otro lado de la puerta para que le abriese empezaban a desvanecer.

Cuando había abierto el grifo con agua caliente, ha empezado a salir un vapor que ha inundado todo el baño. Oía un eco que rezumbaba en mi oreja y que no me iba a quitar del sufrimiento por el que estaba pasando, mis padres están decepcionados, mis compañeros de clase me tratan como una basura y mi pez hace ya dos semanas que está muerto. Muerto, como mis ganas de luchar ante todo, todo se muere a mi alrededor, se ríen de mí y por qué, por tonterías que yo hago importantes, ahora entiendo por qué mis padres se disgustan aunque saque buenas notas, soy una carga. El espejo estaba ya empañado y yo había pasado mi mano por él para limpiar el vapor que impedía ver mi horrible cara. ‘Mírate eres horrible y das asco, no sé por qué has nacido.’ Ese ‘no sé por qué has nacido’ se me repetía demasiado, tanto que ya había abierto el pequeño armario que había bajo el lavabo. He sacado una valeriana y me la he tomado. Con un poco de suerte me resbalo y me muero, tampoco se iba a dar cuenta mucha gente, pensándolo mejor, si me moría excepto a dos personas o tres les iba a hacer sentirse mejor. Cosa que no iba a permitir, asique me he metido en la bañera y he dejado mi mente en blanco.

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