three

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Los días siguientes HoSeok se preparaba en el consultorio a veces más de lo habitual, decorando algunas cosas, o acomodándose constantemente el cabello.
Movió el sillón hacia el ventanal porque supo que a TaeHyung le gustaba mirar abajo a las personas, y también a las nubes.

TaeHyung seguía igual respecto a su estado físico; sus expresiones sepulcrales se habían vuelto demasiado similares a las de un muerto que revive, su piel pálida y desgastada hacía añorar a HoSeok volver a ver al menos un ápice de color en ella.

Pero toda perspectiva de su demacrado cuerpo simplemente se borraba cuando TaeHyung sonreía. Cuando lo hacía con ironía, con burla; también cuando buscaba mofarse de su mayor, pero había una que simplemente era invaluable. HoSeok sentía que los roles se intercambiaban cuando TaeHyung le regalaba alguna de esas sonrisas que emanaban sinceridad y parsimonia, porque se sentía como una especie de terapia para él.
Una terapia que no encontraría en ningún otro lugar, y que no quería dejar.

HoSeok supo que TaeHyung había abandonado el instituto unos meses cuando le diagnosticaron anorexia, pero aún así la mente del menor era ágil y audaz, HoSeok podía notarlo en su manera de hablar y expresarse.
Pero no era sólo su mente lo que HoSeok quería descubrir de aquel chico, sino toda su esencia; quería ver al verdadero TaeHyung, incluso si estaba lastimado y roto por dentro, valía la pena si ese TaeHyung era el de verdad.
 

 

. . . . . . 🍃



— ¿Qué piensas de la muerte, TaeHyung?

El nombrado giró su cabeza hacia el dueño de esa voz. Estaba sentado en el sillón mirando la ventana, con HoSeok detrás suyo haciendo las típicas preguntas sobre cómo estuvo su semana, pero esa incógnita en específico captó su atención.

—... Bueno, creo que existe algo más allá de la muerte. No sé si es la reencarnación o el cielo, pero sé que no se termina cuando nuestro cuerpo físico muere. De lo contrario, ¿Qué objetivo tendría vivir por un corto período de tiempo si al final sólo vamos a abandonar el único mundo que conocimos?

HoSeok apuntó mentalmente el hecho de que a TaeHyung no le daba miedo la muerte. Debía preguntar con discreción situaciones de la misma índole para averiguar si el chico tenía alguna esperanza de seguir viviendo.

— ¿Qué piensas de la iglesia?— TaeHyung soltó una risa floja.

— Que es una forma de mantener un orden social en un colectivo de retrógrados que creen que arrodillándose frente a un cura podrán entrar al cielo. Sólo son corruptos que inclinan la balanza siempre a su favor.

— ¿Qué piensas de la humanidad?

— Que cada vez somos peores. Nos matamos entre nosotros en guerras sin sentido, destruimos familias enteras, desaparecimos especies y cada vez veo más humanidad en los animales que en las personas mismas.

— ¿Qué piensas acerca de la vida?— preguntó y su tono de voz bajó casi sin notarlo.

TaeHyung no le dirigió la mirada.

— A veces el sentido de la vida parece perderse en un laberinto de rutinas monótonas y ataques donde te preguntas qué mierda estás haciendo y porqué. Pero... Supongo que el secreto está en poner los ojos en el presente, ser espontáneo pero sin descuidar el futuro.

— Eso sonó tan diferente a la manera tuya de actuar.

Ambos suspiraron al mismo tiempo.

— Creo que el sentido de mi vida ya está perdido, ¿No? Sólo soy un adolescente sin muchas expectativas y por el contrario demasiados problemas. No hay demasiados caminos hacia donde pueda desviarme.

HoSeok se sentó a su lado en el sillón. El día comenzaba a irse y el frío viento de noviembre buscaba colarse por cualquier lugar. Las primeras estrellas comenzaban a divisarse en lo alto del cielo.

TaeHyung miraba al piso fijamente, con la respiración pausada y tranquila.

— ¿A qué llamas tú ser espontáneo?— HoSeok llevó sus ojos esperando encontrarse con esos ojos almendra.

— Para mi es... Hacer las cosas que quieras siempre y cuando no lastimar a nadie, no guardarte nada. Manifestar lo que quieras por muy absurdo que sea, hacer las cosas a veces sin razón, pero porque tu corazón te pide que lo hagas.

— ¿Podrías darme un ejemplo?

TaeHyung tardó una milésima de segundos en plantar un beso en los labios del mayor, tan rápido como un rayo y tan profundo como el océano.
HoSeok lo miró incrédulo, como si aquel acto hubiese sido sólo un delirio de su mente. TaeHyung solo sonrió en respuesta, un poco con ironía y otro poco con timidez.

— Ahí tienes algo espontáneo. Algo que sale porque quieres que suceda y no le das vueltas a la razón.

HoSeok rió por la indirecta y por la ocurrencia, y se atrevió a robarle otro beso de la misma manera, porque ya no estaba importándole su lugar de psicólogo, sino que ahora se sumía dentro de ese enigma que prometió descifrar hasta el núcleo de sus dudas y temores. Ese enigma con apellido y nombre, Kim TaeHyung. 

psicólogo  》vhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora