Sεεsaw•

T

~Querida Nadie

Después de que hablaras sobre tu amor platónico ... nada volvió a ser lo de antes

Ahora me hablabas más, te mantenías cerca mío y si no estaba a tu lado siempre me buscabas entre la multitud

Yo comencé a cerrar la boca, no quería decir cosas de las cuales me arrepentiría después

Caminamos hacia la cafetería, Milo compro su dona cubierta de nuez y azúcar. Tu compraste tu gelatina de mango. Yo me mantuve mirando el celular fingiendo hablar con alguien.

"Ella es tan linda" escribí en el teclado. Lo borre de inmediato y bloqueando el celular, camine detrás de ustedes.

Tomamos lugar en una de las mesas de la cafetería y comenzamos a charlar

-¿No te pone de comer tu mamá? - preguntó Lindsey sorprendida mientras sacaba su trasto con ensalada

Negué con la cabeza

-¿Y no tienes hambre?- agregó

Negué una vez más

Te mire de reojo, tu ya me observabas con una inefable mirada

Suspire

Había mentido, mi madre siempre me ponía de desayunar. Sin embargo me daba vergüenza comer en público, era raro. Pero no podía evitar sentirme incómoda con las miradas sobre mi al meter un pedazo de comida en mi boca.

Y bueno, prefería que pensaras que no me daban de comer, a que pensaras que era rara.

Todo siguió en correcto curso, hasta que Milo hablo sobre Jim

Jim Carter, aquel mujeriego que la mayoría de gente odiaba.

Y si, lo odiaban porque era un idiota

Un idiota que te beso

No una, tres beses Jim probó tus labios.
Tu reíste e insististe que habían sido unos besos sin sentido.

Te mire, mentiría si te dijera que pude oír como mi corazón se rompía, sin embargo la sensación de vacío era real.

Fue entonces que comencé a preguntarme

¿Era enserio que esos besos no tenían sentido?

¿Estabas segura de que no sentías nada por el?

Fue la primera vez que me fui sin despedir, ese día mi corazón no estaba preparado para mirar tus labios y saber que alguien más los había probado y que yo seguía sin hacerlo.

En realidad, espero que no sospecharas mi molestia.

Te quiero sin querer, Anónima ~