RUE
No había probado bocado desde que llegué a la cafetería. Emma no lo había permitido, a pesar de llegar con cinco minutos antelación, esa mujer era un demonio cuando se lo proponía, incluso con su baja estatura imponía sus órdenes sin darte la oportunidad de reclamarle; pero hoy Emma tenía un humor de perros, los granos de café arábigo y grano Premium no habían llegado aún y para colmo el infusor de café se había malogrado, realmente no había quien aguantase a la morena encargada de las mañanas, especialmente Lissa, mi compañera de trabajo, que había llegado siete minutos tarde así que Emma se las tomo con ella especialmente y conmigo.
Me coloque el delantal marrón e hice todo lo que se me ordeno, me encargue de las mesas y la puerta de vidrio mientras que Lissa hacia lo suyo con las grandes ventanas a los costados de las mesas, Emma escribía, con tiza de colores , lo que ofrecíamos hoy en la pizarra que coloco en la entrada del café .
Abrimos a las 8:15am pero nadie vino hasta después de las 9am por lo que la encargada se ensaño en que yo aprendiera como hacer de manera correcta el café (el infuso no tenía solución) y mando a Lissa a por granos de café corriente. Hoy hubo un poco más de gente de lo que se espera un domingo; lisa estaba hasta el cuello de trabajo llevado de aquí para allá cada café que pedían, naturalmente había otro ayudante, Ian, pero este había caído enfermo del cólera así que lisa tenía todo el trabajo para sí sola , yo mientras tanto hacia lo que podía con mis dos manitas; mis manitas contra un gentío con ganas de beber algo de café así que... y allí estaba yo, los malditos granos de café y los once express , dos cafés latte, tres ristretto, un café jamaicano y cinco cappuccinos; si, los había contado cada café que hacía y servía no quería problemas con Emma respecto a estos, pero siempre hay uno que otro que cambiaban de parecer con sus bebidas o no están conformes con su porción o simplemente su pedido no abastecía sus expectativas, mi paciencia que era muy poca había llegado al límite porque aparte de tener que soportar el mal humor de nuestra amadísima encargada teníamos que soportar a clientes irrespetuosos y un estómago vacío que no dejaba de quejarse.
Hoy había sido muy duro.
Para cuando el sol estaba por irse a descansar la concurrencia de gente había bajado por lo que me dedique a limpiar la barra, solo había cuatro clientes en nuestra instalación: una joven pareja que pasaba un mal momento, el varón vestía un pantalón de vestir negro y una camisa celeste muy clara sin corbata mientras que la dama que lo acompañaba un vestido de un suave color turquesa ; unas mesas más allá estaba un chico de pelo castaño oscuro con un jersey gris que observaba a la pareja como si estuviera viendo algún culebrón corta venas, también estaba un hombre de traje rojo que trataba de establecer comunicación con Lissa quien lo miraba con aparente desidia y contestaba con un desganado "aja", el hombre al ver el desinterés olímpico que Lissa le mostraba termino su bebida, cancelo el costo de esta y se retiró del lugar .
Una vez ido el locuaz cliente, Lissa suspiro
- Menudo charlatán como si fuera a salir con cada idiota que se presente a en la barra, sé que soy un cuerazo pero no soy fácil
Lissa cayó sobre la silla detrás de ella
Eran las mismas palabras que decía una vez que algún cliente venía a barra con la intención de conseguir algo de ella, lo cierto era que Lissa era muy atractiva con su melena rubia amarrada en un moño desordenado, ojos grisáceos, labios de un intenso color rojo, poseía un cuerpo muy atractivo y encima el uniforme le sentaba muy bien.
Las primeras semanas que estuve en el café pensé que los hombres que venían a consumir solo lo hacían por el atractivo de Lissa por que se quedaban embelesados con la vista del atractivo que ella era acreedora, a mí también me gustaba pero yo sabía que Lissa estaba fuera de mi alcance.
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Y allí estoy yo
Romance- ¿Algún día los olvidaras?- pregunto ¿Puede olvidar uno fácilmente la muerte de alguien a quien ama? toma tiempo ¿no? - No lo sé... tal vez, algún día... - dije - o quizás nunca -¿Nunca? Quien querría vivir con muertos en la cabeza - dijo mirá...