Al medio día del día siguiente, ya había desempacado y adornado su cuarto. La casa ya estaba en su mayoría acomodada, a excepción de unas cuantas cajas. Quería con todas su ganas que el tiempo pasara más deprisa para poder ir a la biblioteca. Era un día soleado pero el aire era frío así que se puso un cambio sencillo con el mismo suéter y bajó de su cuarto, estaba sentada en el sillón, cambiando de canales en la televisión mientras esperaba que su papá terminará su trabajo para comer juntos.Cuando tuvo el estómago lleno, subió por la bolsa que guardaba las fotografías y la carta.
—Iré a la biblioteca, vuelvo en un rato. -avisó mientras bajaba de las escaleras rumbo a la puerta.
—Con cuidado. -fue la respuesta de su mamá.
De camino a la biblioteca pudo ver con más detalle su vecindario, saludó a una que otra familia con las que se encontraba y veía a niños jugando en la calle, no había pasado más de la hora cuando llegó al parque y caminó las dos cuadras hasta la biblioteca. Entró pero no vio a Margaret en su mesa así que decidió buscarla entre los pasillos. Ese día, la biblioteca se encontraba vacía, no había personas ojeando libros ni leyéndolos en las mesas, lo que puso triste a Sophie. A ella siempre le había encantado leer, desde que sus papás le regalaron su primer libro cuando tenía 6 años y ya leía un poco, así que cuando era chiquita, siempre le leían antes de irse a dormir.
—¿Margaret? -la llamó Sophie mientras caminaba por las sección de economía.
—Sophie, por acá cariño.
Sophie siguió su voz tres pasillos a su izquierda y entró a la sección de Historia, en donde vió a Margaret de rodillas buscando algo entre los libros.
—¿Necesitas ayuda? -le preguntó Sophie mientras llegaba a su lado y se arrodillaba también junto a ella, pero Margaret pareció no oírla y siguió buscando, hasta que lo encontró.
—Aquí está. -le dijo a Sophie con una sonrisa de satisfacción. En sus manos llevaba algo parecido a un álbum azul oscuro, aunque no sabría decirlo porque el tiempo le habría borrado lo que tuviera escrito.
—Acompáñame. - le dijo y Sophie la siguió hasta una de las mesas, en donde había un puñado de papeles y libros que Sophie no había notado cuando había pasado por ahí. Las dos se sentaron, una frente la otra.
—Desde ayer que te fuiste he estado buscando álbumes, documentos o periódicos de Eddlestone, pero no he sabido de que año, así que he sacado todos los que he encontrado. Te puedo preguntar ¿qué es exactamente lo que estás buscando?
Sophie sacó las fotos de su bolso y las dejo en la mesa y después sacó la carta.
—Hace dos días me mudé aquí -comenzó a decir- y mientras acomodaba mi cuarto, me encontré con esto.
—¿Puedo? -preguntó Margaret mientras tomaba la carta.
Sophie asintió y Margaret se puso sus anteojos y la comenzó a leer.
—La verdad no tengo idea de lo que estoy buscando, pero desde que las encontré no he dejado de pensar en la carta, quien quiera que fueran... bueno, creo que Sam nunca se enteró de que habían tenido una hija. Si fueras tú, ¿no hubieras querido saber? -le preguntó Sophie encogiéndose de hombros.
—Entiendo. -dijo Margaret- Bueno, al menos ahora tenemos una fecha. -dijo mientras dejaba la carta en la mesa y con su dedo apuntaba la parte superior derecha del papel.
—06 de Diciembre de 1966. -dijo Sophie y sintió como se le subía el ánimo.
—Bueno, esa es la fecha en que Eloise escribió la carta, así que supongo que las fotos serán de algunos años antes. ¿Por qué no empezamos por eliminar los documentos que se hayan hecho después de esa fecha?
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Caminos encontrados
Non-FictionCuando Sophie encuentra una carta y 6 fotografías dentro de un pequeño agujero en la pared de su nueva casa, su curiosidad la lleva a conocer a quien sería su primera amiga, Margaret, una mujer mayor, dueña de la única biblioteca en el pueblo. Ambas...