El bachillerato Eddlestone se encontraba delante de ellas. Sophie había llegado puntual a la biblioteca la mañana siguiente, donde Margaret ya la estaba esperando. Les tomó cinco minutos llegar en auto, se bajaron y comenzaron a andar.
El bachillerato no era un edificio muy grande, no era de extrañarse porque no había tantos niños ni jóvenes, y menos aún cuando habían dos bachilleratos.
Llegaron al edificio más pequeño, donde pasaron por una puerta de cristal. Las dos entraron y fueron recibidas por dos secretarias, ambas compartían el mismo largo escritorio.
Una de ellas, la que estaba a su derecha, las saludo.
—Margaret, hola. -dijo mientras las miraba acercarse- No sabía que te tocaba venir hoy, ¿en que las puedo ayudar?
—Hola Diane. Ella es Sophie, -dijo y Diane la miró con una sonrisa- estamos trabajando en un pequeño proyecto y no encontramos el libro necesario en mi biblioteca, ¿crees que podamos buscar aquí?
—Claro, esperen.
Diane se levantó de su silla y fue a buscar algo en uno de los cajones de atrás. Regresó con un llavero del cual colgaban varias llaves, en la etiqueta del llavero decía biblioteca. Se las entregó a Margaret.
—Aquí tienen. -dijo mientras se las entregaba a Margaret y se volvía a sentar.
—Muchas gracias.
Dieron la vuelta y salieron. Se encaminaron al edificio más grande, que estaba abierto y pasaron por muchas puertas que daban a muchos salones de clases y a laboratorios hasta llegar a una puerta cerrada, encima del marco de la puerta se veía un letrero que informaba que ahí era la biblioteca. Margaret metió una llave y la puerta se abrió.
—Vamos, cierra la puerta cuando entres. -le dijo Margaret.
Cuando Sophie entró, hizo lo que le habían pedido.
—¿Por qué cerramos la puerta? -preguntó Sophie cuando la seguía hacia otra puerta cerrada detrás del escritorio de la bibliotecaria.
—Porque no venimos por un libro, vamos a echarle un vistazo a los expedientes escolares, lo cual está prohibido.
Mientras Margaret abría la segunda puerta, Sophie pudo ver bien la biblioteca, la cual era mucho más pequeña que la de Margaret. Se preguntó como las secretarias pudieron creerse el cuento del libro, estaba segura de que todos sabían que la biblioteca de Margaret era mucho más grande.
Cuando Margaret abrió la puerta, ambas entraron a un pequeño almacén lleno de cajones, la mayoría de ellos marcados con años. Margaret metió la mano en su bolso y sacó un pequeño papel, cuando lo desdobló, Sophie pudo ver que era el certificado.
—Muy bien. -dijo mirando el papel- Busquemos el año 1962.
Ambas comenzaron a mirar todos los cajones hasta que lo encontraron.
Era uno de los últimos cajones, Sophie se arrodilló y lo abrió. Se encontró con muchas carpetas, todas con nombres diferentes.
—Busca el apellido Anderson, debería de ser de los del principio.
Sophie pasó carpeta por carpeta hasta que dio con una que decía Anderson, E., la sacó y la abrió cuando ya estuvo de pie junto a Margaret.
Era un expediente normal, como el que tenía Sophie en su antigua escuela, lo había visto varias veces, contenía su nombre, el de sus padres, su domicilio, sus calificaciones. El de Eloise no era diferente.
Ambas se miraron sonriendo.
Margaret comenzó a meter el expediente en su bolsa.
—¿Nos lo llevaremos? -preguntó Sophie sorprendida.
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Caminos encontrados
Non-FictionCuando Sophie encuentra una carta y 6 fotografías dentro de un pequeño agujero en la pared de su nueva casa, su curiosidad la lleva a conocer a quien sería su primera amiga, Margaret, una mujer mayor, dueña de la única biblioteca en el pueblo. Ambas...