Capitulo 2: Una historia que contar

66 6 1
                                    

Parte 5 : Ruptura

Hay dolores que matan; pero los hay más crueles, los que nos dejan la vida sin permitirnos jamás gozar de ella.
-. Antoine Laurent Apollinaire Fée.

Una relación discusión al con mi familia, pesadillas constantes y un creciente inseguridad en mi pecho ¿qué más podría pasar? A pesar de todo yo siempre intenté sonreír, intente dar lo mejor de mi, lo mejor que tenía, pero al mundo igual dejo de importarle.
Al final del día era solo un niño, un simple niño que no desconfiaba de nadie, que a pesar de todo tenía esperanza y fe en que todo iba a cambiar; pero al parecer la vida tenía otros planes...

-. Un día más, algo más por lo que luchar.- Me decía a mi mismo mientras me vestía para dirigirme a mi escuela.
Me gusta decir cosas inspiradoras y que motiven, así ayudan a desvanecer todas mis dudas. En casa todo era un desastre, los años avanzaban y parecía que todo empeoraba, discusiones frecuentes, gritos, peleas e insultos; todo tipo de maltrato verbal y psicológico aquí lo podrías obtener, y como extra el físico.
La escuela era el lugar donde yo me sentía más seguro, donde podía liberarme de todos lo problemas de mi hogar, donde me sentía realmente seguro.
-. Ya me voy abuela.- Dije mientras me despedía.
-. Nos vemos hijo, que tengas un buen día.- Dijo ella para luego acercarse y poner un cálido beso en mi frente.
En casa con la que más podía contar era con mi abuela, ella siempre estaba ahí para mi, me escuchaba y jugaba conmigo, es realmente buena.
Camino a la escuela sentí en mi pecho una punzada y con ella una creciente desesperación, era como si el peligro estuviera cerca. Gire y observe detenidamente mi entorno, buscaba algo que me indicara que mi idea estaba errónea pero no había nada; continúe mi trayectoria hasta la escuela, pero ahora sentía que alguien me estaba observando.

El día en clases avanzaba con normalidad, yo era un participante muy activo en clases me gustaba comentar o exponer mis ideas, aunque a veces tenía problemas por el hecho de conversar mucho pero estaba bien. Llego la hora de salir a receso, lo demás niños salían a correr, jugar y saltar, comían muy rápido para así poder disfrutar más de su hora libre; mientras yo me sentaba un poco retirado de todos a comer y a tomarme realmente mi tiempo para ello, mientras comía pude sentir esa mirada penetrante de nuevo, esa sensación que hacía que me pecho se estremeciera, eso que me transmitía una maldad y una perversidad demasiadas fuertes.
Me puse de pie inmediatamente y como la vez anterior comencé a observar detenidamente mi entorno, estaba muy nervioso, pues a diferencia de antes ahora sentía esa presencia más cerca de mí.
-. ¡Wyatt! - Gritó una voz que ya reconocía, era el director de la escuela donde iba, un señor de unos 40 o 45, no muy alto, de un fisonomía fornida, cabello negro peinado hacia atrás y utilizaba unos lentes de pasta gruesa que hacían resaltar su gran nariz.
-. Si director - Dije mientras me ponía de pie.
-. ¿Pero qué haces sentado aquí, lejos de todos tus compañeros?
-. Estaba comiendo director, lo qué pasa es que ellos son muy ruidosos y a mí me gusta más disfrutar mi comida con tranquilidad.
-. Lo entiendo, sabes si te gustaría ir a un lugar más tranquilo puedes ir a mi oficina, ahí nadie te molestará y estarás más a gusto.
-. Gracias, pero no quisiera causarle ninguna molestia, puedo machar algo...
-. No te preocupes hijo, además tú eres un gran estudiante, confió en que todo estará bien.
-. Está bien señor, si usted insiste.
-. Mañana llega a la hora del receso, ya verás como puedes tomar tu almuerzo sin ningún inconveniente.
-. Está bien.
El día avanzó con tranquilidad, realmente quería que avanzara rápido el tiempo, hay muchas cosas que se dicen de la oficina del director, rumores extraños como que ahí es donde él devora a sus víctimas o, el que a mí realmente mi interesaba, que estaba lleno de libros de todos los tipos; me gusta realmente los libros, en especial si son coloridos y llenos de dibujos, ya quería que llegara mañana.
....
-.Buenas tardes, ¿puedo pasar? - dije con timidez tras la puerta de la dirección, la cuál era una gran puerta de madera gruesa de un tono marrón.
-. Seguro, pasa.- Dijo el director con carisma -. ¿Cómo estás Wyatt? ¿Qué tal tus clases?
-. Muy bien gracias.- respondí mientras cerraba la puerta.
-. Toma asiento y come tranquilamente, mientras tanto iré atrás a revisar unas cosas, no tardó.- Dijo el director mientras se retiraba tras unas estanterías con trofeos. La dirección era más grande de lo que me imaginé, era pintoresca, estaba adornada con varios trofeos, cuadros que mostraban paisajes, un gran escritorio de metal y sobre el una gran computadora.
Me dispuse a comer velozmente, aunque me gustaba tomarme mi tiempo para eso realmente quería explorar el lugar. Una vez ya terminado mi almuerzo comencé a caminar alrededor de la dirección, a inspeccionar cada cuadro y cada trofeo, todo era objeto de mi atención y de mi cuidadosa examinación.
-. ¡Wyatt! Ven por favor.- gritó el director desde la parte del atrás
Camine rápidamente en su dirección-. ¿Si? - pregunté con un poco de timidez, quizás se había crecido que había tocado algo.- Yo no he tocado nada, lo juró.- dije velozmente.
-. ¿Qué? No, no te llamaba para eso, mira.- dijo señalando un pequeño, pero lo suficientemente espaciosa bodega llena de juguetes.- ¿Te gustan? - yo asentí con la cabeza.- Puedes jugar con ellos si prometes no decírselo a nadie.
-. Lo prometo.- dije levantando mi mano en señal de promesa.
-. Está bien.
Entre rápidamente y comencé a examinar todos los juguetes que habían, cuando escucho que la puerta se cierra lentamente y el director está frente a ella.
-. Pero debemos jugar juntos.
-. Está bien conteste.- un poco inseguro, mi pecho estaba comenzando a lanzar esa misma señal de peligro que había sentido el día anterior.
-. Wyatt acércate, debes prometerme que no me dirás a nadie de esto, pero esta vez es muy serio, si le dices a alguien de esto te expulsaré.- dijo él mientras me sostenía de los brazos.
-. Si, si, no le diré a nadie señor.- dije con miedo.- Sabe el receso ya va a terminar debo irme.
-. Tú no vas a ningún lado.- dijo mientras me sujetaba del brazo.- Aún falta mucho, sabes hay un juego de grandes que quiero jugar contigo.- dijo para posteriormente darme vuelta contra la pared, estaba aterrado, quería escapar o gritar, pero no podía.
Escuche como el se de desabrochaba el cinturón, para después comenzar a bajarme los pantalones; mi corazón estaba muy estremecido, tenía mucho miedo, intentaba forcejear pero era inútil, él era muy fuerte.
-. Shhh... solo es un juego.- susurró en mi oreja, y después lo sentí, él estaba dentro de mi.
Algo dentro de mí se estaba rompiendo, con cada arcada y empujón que él daba esto se despedazaba más, ya no gritaba, ya no sentía miedo, mis odios ya no oían, mis ojos ya no miraban, mi corazón ya no plapitaba, ya no sentía nada, estaba vacío. Estaba destrozado, estaba completamente desolado, de mi ya no quedaba nada.
Al terminar esa tortura él me vistió nuevamente, mi rostro estaba nublado no reflejaba ninguna emoción.
-. Tú no dirás nada de lo qué pasó aquí, no dirás a nadie de este juego, o si no te expulsaré y personalmente me encargaré que no te acepten en ninguna otra escuela del país ¿entendido? - En ese momento me sentí aún peor, él no podía hacer eso ¿o si?- Además deberás venir a mi oficina cada día para así seguir jugando.
Yo aún con toda la inexpresividad de mi rostro solo asentí
-. Buen niño, ahora vete o llegaras tarde clase.
Salí caminando lento de esa oficina, no tenía ninguna emoción que se pudiera notar en mi rostro, por dentro estaba roto, debía de hacer lo que él decía, o si no, perdería toda mi vida escolar.
Con toda el vacío que sentía por dentro, con lo roto y destrozado que estaba hice lo que mejor sabía hacer, pinte una sonrisa en mi rostro.
Los próximo fueron seis meses de puro nada en mi.
__________________________________________________________________________________

Silencio debes guardar,
Ya no puedes opinar.
El miedo te encerrará,
De tu mente nunca saldrás.

El problema no se puede solucionar,
Solo queda soportar.
El dolor te consumirá,
Hasta que un día tu alma de cansaría sucumba.

No hay solución,
No hay expiación,
Condenado estoy,
Mi pecado marcado me dejo.

Pido ayuda entre silencio,
Pido un escape que no encuentro.
No puedo sobrellevar esto solo,
Solo sé que ya no puedo.

-Autor Desconocido.

__________________________________________________________________________________
Muchas gracias por leer

-DanieljFajardo

Autor Desconocido (Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora