Because we match... even in a wicked house

Capítulo único

"Nos besamos, pero aquello era más que besarse. Era como comer cuando has estado hambriento, como beber cuando has estado sediento"
-Stephen King

AU Watford, Sexto año

Baz estaba seguro que hubiera sido mejor quedarse en casa. Las calles estaba repletas de niños, todos disfrazados de cosas relativamente espeluznantes, los cuales corrían de un lado a otro, llevando consigo montones de dulces.

En los pequeños jardines de las casas, e incluso en los exteriores de departamentos, edificios y comercios, reinaban las decoraciones con telarañas, esqueletos, arañas peludas enormes, ocasionales calabazas, y entre el alboroto general hasta se alcanzaba a oír la molesta "risa de bruja", proveniente de alguna decoración robotizada.

Aunque no estaba sintiendo el espíritu de Hallowen, precisamente. El "disfraz" que llevaba era simplemente un chiste, es decir, ¿realmente contaba disfrazarse de vampiro? Ya era uno en realidad y para colmo, los colmillos falsos que estuvo obligado a usar para evitar accidentes con los reales lo empezaban a incomodar, y mucho.

La capa caía elegante hasta sus pies, el traje que llevaba estaba perfecto, incluso las manchas de sangre falsa en su rostro se veían relativamente bien, pero no terminaba por sentirse cómodo al estar rodeado de los subnormales amigos de Snow. Bunce y Wellbelove (Penélope y Agatha, demonios) lo ponían tenso a más no poder.

En realidad, ni siquiera sabía como lo habían arrastrado hacía allí. Lo habían invitado simplemente por ser el compañero de habitación de Snow, pero no sabía por qué había aceptado en ir, o incluso porque lo habían aceptado como un amigo más.

Caminaba atrás de ellos, observando como las tres personas delante de él lucían despreocupadas y felices, divirtiéndose como de costumbre, ¿de cualquier forma, por qué él estaba ahí? Sentía que sobraba, si se iba en aquel momento, ellos ni siquiera se darían cuenta.

Pero se quedó, acompañándolos, como si una fuerza invisible lo obligara a quedarse, como si Snow lo obligara a quedarse.

Sintió como si su estómago diera un vuelco, y la poca sangre de su sistema se instaló en sus mejillas, ¿a quién engañaba? Sólo había ido para estar, aunque fuera de lejos, con Snow, con Simon. Como si lo hubiera invocado, este volteó y sonrío levemente, provocándole una sensación rara en el estómago.

—¡Chicos, esto es aburrido!—gritó Agatha, deteniéndose abruptamente y girándose en su dirección, encarando a todos en un sólo movimiento. Llevó su mano a su cabello rubio, acomodando el sombrero morado de bruja que llevaba y alisando después su ropa, que era una versión morada, rosa y verde de la clásica bruja de cine.

—No somos niños para estar pidiendo dulces, hay que hacer otra cosa— terminó, mirándolo, como si esperara que estuviera de acuerdo con ella. Él sólo se encogió de hombros.
—¿Que haríamos de todas formas? ¿Ir a una discoteca?— Preguntó Penélope, luciendo seria y algo disgustada aún en un traje alegre de Alicia en el país de las Maravillas.

No se veía muy diferente de lo que usaba normalmente, el estilo extravagante era de uso diario para ella, pero el celeste brillante y el estampado de naipes le agregaba ese aire encantado del disfraz.
—¿Que hacen los adolescentes Normales en esta fecha?—preguntó Simon, enredando la cola de diablo que traía en su brazo.

Baz sintió un impulso de acomodar las alas de dragón que llevaba puestas Simon, las cuales estaban ligeramente torcidas hacia la izquierda, eran lo más espectacular de su disfraz, tomando en cuenta que lo demás era ropa roja y una cola de diablito. No se había molestado siquiera en arreglar su cabello rubio.