Capitulo 29

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No sé como lo había echo pero había conseguido despistar a Lucas. Pero no era tan bueno como parece ya que no conocía la ciudad, no llevaba chaqueta y no tenía a quien llamar para que me fuera a buscar y apagué el móvil al recibir la primera llamada.

Mientras caminaba por las calles heladas de Detroit, abrazada a mi misma, calmé mis nervios y dejé de llorar cuando las lagrimas se empezaban a convertir en cubitos de hielo.

Sin otra alternativa me dirigí a la estación de tren. Con ayuda de una amable pareja me indicaron como llegar a la estación, que por suerte solo estaba a tres calles de distancia.

Cuando llegué suspiré aliviada. Me acerqué a la ventanilla y pedí un billete. Gracias a mi manía de llevar siempre dinero en la funda del móvil pude pagarlo y comprarme una galletas en la maquina expendedora.

Esperé diez minutos nerviosa mirando constantemente la puerta por el miedo a que apareciera Lucas pero cuando llegó el tren entré la primera y me senté en la esquina menos visible hundiéndome en el asiento.

En cuanto arrancó decidí encender el móvil para comprobar si tenía mensajes de mis amigos o mis padres. Había un montón de llamadas de mis padres y miles de mensajes de las chicas y sobre todo de Ben jurándome que le arrancaría los huevos a Lucas en cuanto lo viera.

Es increíble la rapidez con la que todos se han enterado. Seguramente les haya llamado para descubrir si sabían donde estaba. 

Guardé el aparato en el bolsillo y me entretuve mirando el paisaje por la ventanilla. 

Dos horas y el tren por fin paró en mi estación. Me bajé y me relajé al respirar y ver las calles mas que conocidas para mi.

Veinte minutos después y ya veía mi casa a unos metros de mi.

Cuando llegué a la puerta no me quedó mas remedio que timbrar ya que no llevaba las llaves encima. Mi madre al verme se quedó sorprendida y aliviada. Al fijarse mi cara, que seguramente debía de ser horrible, no dijo nada y me abrazó. La calidez de la casa me hizo sentirme segura y alivió a mi cuerpo helado.

Papá estaba sentado en el sofá con el mando en las manos. Al vernos entrar se levantó y me rodeó con sus brazos en un agradable abrazo. 

No tenía ganas de hablar así que simplemente me limite a decir que estaba cansada y subí a mi cuarto. Cerré las ventanas con pestillo y corrí la cortina encendiendo la luz de la mesilla que iluminó el mural de mi pared. Me senté en mi cama observando la pintura, cada trazo, cada pincelada. Todo ese mural me recordaba a Lucas y no dejaba de pensar en todo lo que había pasado.

No me sentía capaz de llorar, estaba seca pero nada ni nadie conseguiría eliminar el dolor y sanar mi corazón roto. 

Esta situación me estaba abrumado. Nunca había sentido nada así y no sabía como sobrellevarlo.

Me puse el pijama, me metí en la cama pero cuando oí unos arañazos en la puerta me levanté y al abrir, encontrándome con mi precioso cachorro. Nada mas abrirle se coló dentro de la habitación saltando a la cama meneando su cola alegre de verme. 

Me tumbé de nuevo en la cama y Simon lloriqueaba golpeando mi cara con su hocico reclamando mi atención. Acaricié su cabeza y lo atraje hacia mi en un abrazo. Se quedó enroscado a mi lado durmiendo conmigo.

Todo el cansancio acumulado me hizo dormir por horas y al despertar tenía un dolor terrible de cabeza. Por eso nunca lloro, luego siempre me duele.

Me había quedado despierta mirando el techo y uno ligeros golpes en la puerta me hicieron levantarme. Abrí temerosa pensando que fuera Lucas pero sabía que mi madre no le dejaría pasar a menos que yo se lo permitiera.

Por culpa de wattpad ✔️ [Culpa #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora