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después de un par de minutos tras los cuales no había ningún coche para rebasarme o que vinieran en sentido contrario al mío decidí orillarme junto a uno de esos enormes maizales, estacioné mi viaja van, apagué el motor y las luces, pensé que lo mejor sería dormir ahí, parecía un lugar muy poco transitado por lo tanto bastante seguro, eran entonces casi las 2:00 de la madrugada, recuerdo que coloque la alarma de mi teléfono a las cinco de la mañana, dormiría un poco más de dos horas y seguiría mi camino, era suficiente descanso como para no volverá dormitar mientras conducía, me di cuenta de que no había un solo sonido además del viento meciendo las plantas, un sonido similar al de las palmeras de aquella costa que me vio nacer, debajo de mis pies un abismo infinito me observaba con sus ojos invisibles y de él provenían cientos de voces estremecedoras como el murmullo de un coro infernal, eran las voces de los demonios que me invitaban a unirme a la oscuridad    

La autopista del solWhere stories live. Discover now