Vampiros (2)

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La tormenta que azotaba la zona se había convertido en un tifón como se lo confirmó en  la televisión hasta que la electricidad se fuera.
Como era predecible que sucediera, Daichi y Tetsuro apagaron sus móviles para que la batería les durara lo que quedaba de desastre  por si ocurría alguna emergencia, a ellos o a sus amigos cercanos. Estaban buscando la lámpara  recargable cuando quedaron a oscuras de golpe causando que Kuroo tratara de alcanzar a su novio— quien tenía un ligero problema con la oscuridad— para protegerle como buen novio que era, sin tomar en cuenta que la mesita baja estaba en medio de los dos lo que provocó un sinfín de gritos de dolor por macharse los dedos de los pies, maldiciones al mundo entero  y que sus móviles salieran volando por los aires cayendo quien sabe dónde.

—Bravo Kuroo, lo que faltaba.— se quejó a su compañero— si mi móvil se ha roto te mataré.

—Técnicamente estoy muerto— respondió Tetsuro con un gesto divertido, apoyando ambas manos en los hombros de su novio— ¿el amor por tu móvil es mayor que el que me tienes?— Sawamura resoplo sin poder ver la mueca dramática del moreno por la escasa luminosidad del lugar, aunque sus ojos ámbar debido al tapetum  se apreciaban con claridad sorprendente.

—Sé que la estaca en el corazón es cierto, gran señor nocturno.—aclaró Daichi cruzándose de brazos— bien, haz tu magia. Ilumina la habitación con tu cuerpo iridiscente de ser sobrenatural.

—¿Qué? ¿De dónde sacaste eso?— ofendido acercó su cuerpo al contrario, respirando sobre su rostro. Tetsuro podía ver con sus “poderes de vampiro” como les llamaba Daichi, que la pregunta si había descolocado a su amante.

—¿No brillas como el Cullen?— juntando vagos recuerdos de tardes de verano en las que debía quedarse en casa cuidar a sus hermanos menores para dar una idea más certera de lo que quería decir, explicó—Los de esa peli de la chica con cara de aburrida que estaba enamorada de un vampiro luminoso.

—¡Esa película nos dejó por el suelo!— se quejó Kuroo negando con la cabeza cabreado— no sé de que mente perturbada salió eso de que brillamos como bailarinas de club de strippers pero no es cierto Daichi. ¿No crees que si lo hiciera lo hubieses visto ya? Autoras del demonio, nos arruinan para vender su cursilería barata.—dejando caer los brazos suspiro fastidiado.

—Lo siento, lo siento…que delicado— se disculpó con una mueca burlona— entonces si no brillas, usa tu visión vampírica— haciendo las comillas con los dedos— para encontrar la lámpara y revisar nuestros móviles. No tenemos presupuesto para comprar otros, por ahora. La tienda de antigüedades no está dando tanto dinero.

—Lo sé, pero tendremos más compradores, lo intuyo— respondió animando a su novio, restándole importancia a su humana preocupación por el futuro. 

Con una sonrisa, Kuroo  efectuó lo pedido con su particular vista nocturna mejorada al pertenecer a una inusual estirpe, ubicando la lámpara en el armario del dormitorio, bajo las cobijas de inverno.
Daichi, torciendo los labios, se dió cuenta que la carga estaba en la mitad pero les sería suficiente hasta que repusieran el tendido eléctrico destruido por la tempestad. Los móviles no saltaron tan lejos ni estaban destruidos por el golpe, lo que fue un alivio dentro de todo.

Con la ventisca y la lluvia azotando la ventana, decidieron cenar. En el suelo, cada uno con una sopa instantánea  en frente dieron las gracias envueltos en una manta, cobijándose con la luz de una lámpara común.

—¿En verdad que no brillas?— Kuroo estrujó a Daichi en un abrazo, riendo de la broma que se volvería una anécdota divertida para comentar en alguna reunión de amigos.— Entonces tú visión no es de rayos x tampoco.

—Eso es secreto de estado pero…— sonriendo malicioso el vampiro respondió— ya sabía de ese lunar que tienes en la nalga izquierda mucho antes de salir en una cita.— las risas de ambos— y los golpes de Daichi-— colmaron la habitación acallando la naturaleza feroz del exterior.   

Kuroo podía ser un vampiro con cientos de años, sin embargo sabía muy bien que el mejor momento para vivir era el ahora con un chico divertido, una lámpara, un tifón en Japón y las tontas creencias populares del cine hollywoodense.         


Drabbles KuroDaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora