Pablo caminó bajo el intenso sol de la mañana, que parecía aclarar cada vello de su piel. Aquel día parecía diferente. Así vagaba por las calles, cuando algo captó su atención: un chico que, tumbado en un banco, sostenía un libro que le cubría el rostro.
—''Moby-Dick''— murmuró esbozando una amplia sonrisa.
Tyler levantó sus inmensos ojos grises de las páginas, habiendo reconocido sin dudar, aquel torrente de voz suave.
8 años antes.
—¡Por fin es viernes!— gritó Natalie haciéndose clavar las miradas de odio de todos los trabajadores, que habiendo acabado su jornada laboral, atravesaban las calles con paso acelerado.
—No deberías gritar tanto Natalie, sé que estás contenta, pero no son horas.
—Nunca son horas...— bufó la chica observando como su amigo la reñía casi como un padre.
Caminaron siguiendo las calles principales, rectas y anchas. Se hacía un espectáculo ver a niños y adultos, todos de uniforme, hacia una misma dirección. Casi programados.
De repente, la chica se paró en seco aturdiendo a su amigo, que cogiéndola de brazo, intentaba volver a hacerla caminar.
—¿Qué ocurre? No te pares aquí en medio.
—He escuchado la palabra libro...— dictó absorta en sus pensamientos mientras, examinando algunas de las puertas que había dejado atrás, encontraba una entreabierta.
—¿Qué haces, qué haces?— gritaba histérico al ver como su amiga, temeraria, entraba sin avisar. Intentando ahogar sus gritos para no ser descubierto, observó el letrero del edificio: S.V.D—. No puede ser...
Natalie caminó sigilosa. Las ventanas lucían tapiadas por unas persianas que parecían no haberse abierto en años. Sin dejar pasar el más mínimo ápice de brisa y las luces totalmente apagadas. Solo aparentaba ser una oficina vacía. De nuevo se volvieron a escuchar esos susurros y una luz intermitente se vislumbraba a lo lejos del pasillo.
Pablo asomó la cabeza por la puerta asustado, aún pendiente de no llamar la atención en la calle.
—Pss pss... Natalie...— esta se giró inocente—. Vayámonos de aquí, tendremos problemas.
—Pablo, están hablando de libros, ¡libros! ¿No lo entiendes? ¡Hacía años que no oía esa palabra en boca de otros!
Ella siguió caminando bajo los gruñidos de su amigo, que apretaba los dientes mientras el sudor empezaba a recorrer su cuerpo. Finalmente se topó con otra puerta entreabierta y echando un vistazo a lo que esta escondía, descubrió a un par hombres trajeados que charlaban ante una mesa llena de montones y montones de papeles y a un chico mayor que ella, de pelo moreno y tez clara que, apoyado en la pared del fondo, sostenía un libro. A esta se le iluminaron los ojos, no podía creerlo, otro-
—Pero Hedner... se nos han roto dos cámaras en una semana, y además ambas en el mismo distrito... es demasiada casualidad.
—¿En serio?¿Tan cobarde eres?¿Crees que entre esta panda de palurdos hay alguien capaz de empezar una revolución? Son toros sin cuernos, además si hubiera algún listillo estaría más que grabado. ¡Por Dios! Tenemos cámaras que apuntan a otras cámaras. ¡No se nos puede escapar nada!
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Astray
Fiksi UmumTras la Tercera Guerra Mundial y la desconocida Etapa Negra, todo avance humano queda estancado. Así se establece la 'sociedad perfecta' aguardada por el llamado Gobierno Universal. En el año 2207 dos jóvenes se embarcarán en una aventura que les ll...