Capítulo III

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3 años antes.

—¿Una explosión?

—Sí señor y está a la vista de todos, ha sido en plena calle.

—¿Se puede saber quién ha sido?

—No nos han dado nombres todavía, parece ser que fue un novato. No sé si sigue vivo, creo que le dispararon nada más ser descubierto, interrogarle...

—¿Y quién cojones os ha dado luz verde para actuar por vuestra cuenta?— Interrumpió. Hedner inspiró fuerte intentando recuperar la compostura—. No hay tiempo que perder, esto no puede saberlo nadie que no sea nuestro. Manda que corten la luz y a cualquier civil que lo vea, decidle que solo es un incendio.

—¿Y si en la calle se encontraba alguien?

—¿Qué acabo de decir? NADIE puede saber la verdad.

Hedner apagó el transmisor y lo tiró al suelo. Aún enfurecido, se sentó frente a las pantallas y dirigió todas las cámaras hacia el edificio en llamas, que siendo envuelto por un humo denso parecía disiparse.

—Joder...

Rápido Policías y militares se pusieron en marcha. Un grupo se ocupó de provocar el apagón y de hacer correr la voz de lo ocurrido, otros de taponar las calles cercanas al incendio y no dejar pasar a nadie más y los últimos de entrar en la zona 0. El ambiente estaba muy caldeado. Eran un grupo de tres y además de ellos solo se encontraban tres personas más, dos hombres y una mujer. Habían quedado aislados y confinados entre los tráilers, pero su pánico pareció disminuir aliviados tras la llegada de los hombres del gobierno.

El joven al mando encomendó a sus compañeros hablar con los civiles mientras inspeccionaba la zona. Pocos minutos después se escucharon disparos.

—Ambos habían visto claramente el misil y no iba a conseguir convencerlos de lo contrario.

—La mujer igual.

—...— el líder observó el edificio en llamas—. ¿Qué pasa ahí dentro?

—¿Dudas que estén todos muertos?— le respondió su compañero—. Ya no tenemos nada más que hacer aquí, vayámonos antes de que esto se ponga peor. Da la orden.

Este gruñó recordándole con la mirada quien estaba al mando en aquel momento.

—Aún no, ¿seguro que no hay nad-...?

Se trabó con sus propias palabras quedando inmóvil y bajó su mascarilla.

Un cuerpo yacía en el suelo, parecía joven, pero su estado era pésimo. Sus dos compañeros levantaron el arma de nuevo.

—Es solo un niño...

—Está en la mierda, no durará mucho... ¿respira?

Cameron se inclinó ante él, manchando sus rodillas de sangre.

—Sí, aunque apenas se nota.

—Vayámonos— continuó él más altivo.

—¿Lo vas a dejar ahí?— soltó el otro compañero.

—¿Quieres tú disparar a un niño?

—Ayudadme a cogerlo— les cortó el líder levantándolo, intentando hacerle el menor daño.

—¿perdón?

—Está inconsciente, con lo cerca que estaba del edificio y el daño que ha recibido seguro que no se ha enterado de nada... además, ¿para qué se supone que tenemos un hospital militar si no?, siempre está vacío.

AstrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora