Hobi y yo

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Cómo explicar los sentimientos que me causa cada vez que sus ojos chocan con los míos. Cómo explicar lo rápido que bombea mi corazón cada vez que sonríe. Cómo explicar el gran amor que ciento por él.

Hoy él se ha quedado a dormir conmigo para velar mi sueño. Ha sido lo más bonito que me ha pasado, despertar y verle a mi lado, lo mejor del mundo.

Toco sutilmente su mejilla izquierda y susurró un —:Levántate príncipe. —Sus luceros se cierran aún más y forma un tierno mohín. ¡Es demasiado perfecto para este mundo! Comienzo a repartir besos por todas las partes de su rostro, con eso logro cumplir mi objetivo, él se estira y me saluda.

¡Oh Zeus! Sin pudor ninguno se saca la ropa para ponerse otra que esté limpia, mis ojos analizan y memorizan sus gloriosas piernas, sus exquisitos muslos y sus comibles nalgas. Lo siento claramente, mi pene quiere ser estrangulado por sus carnes. Sonrío y me felicito mentalmente, estoy pensado como activo.

Todo el día él me pasó mimando, me contó anécdotas y me hizo enamorarme más de él, pero sobretodo me provocó miles de erecciones. Cuando Hoseok notaba mi amigo parado, se sonrojaba, mordía sus labios y miraba para otro lado. Bien que le gustaría montarse encima de él y gritar a toda voz mi nombre y mi apellido, el de su hombre.

Los minutos pasaron, las horas también y cuando me di cuenta, ya habían pasado tres semanas y medias, las cuales fueron mágicas porque él estuvo todo ese tiempo conmigo, además esos días me ayudaron a comprenderle y ser su propio confidente, nuestro lazo se había transformado en uno muy fuerte. Se acostumbró a dormir entre mis brazos, a despertarse y verme observándole, a atraparme con el miembro duro por él, a que se sintiera necesitado de los besos que le robaba. Todo estaba yendo viento en popa. No sólo le hacía tener ganas de mí, sino que, sin que él se diera cuenta, estaba entrando en su corazón.

 Ten cuidado, porque una vez te enamoras de mí nunca dejas de estarlo, querido.

Hoy era viernes, mi último día de estar internado. Ya no tenía todo el cuerpo enyesado, solamente mi pierna izquierda y mi brazo derecho. Él estaba preparando mi equipaje, le notaba tenso, ¿por qué? Le llamé y él no giró a verme, ni siquiera me dio alguna señal de que me estaba escuchando. ¿Hice algo malo? Le arrojé una almohada y aun así me evitó. Enserio no comprendía su comportamiento.

Ya está listo todo, sólo falta que los chicos lleguen. —Me percaté de su voz rota. Entonces, me importó un bledo si es que me lastimaba aún más, me lancé de la cama y me arrastré a su lado, mis partes heridas sí que dolían como el infierno, pero valía la pena, necesitaba urgentemente ver su rostro.

— ¡Está loco ¿por qué se lanza?! —J-hope se agachó a mi altura, y ahí comprobé que estaba llorando. Me cargó con toda su fuerza y me llevó nuevamente a la cama, le detuve de la muñeca, debíamos hablar.

Los ángeles no deben llorar. —Le dije e inmediatamente él recordó que sus ojos estaban empañados de agua, la cual limpió rápidamente.

Soltó un suspiro de cansancio y comentó —: No es nada. —Bufé con algo de enojo. Obvio todos lloramos por nada, así de locos.

—Hoseok, no me trates como un tonto, porque no lo soy. —Soltó una pequeña risa. —Solamente lo es cuando cuenta sus chistes. —Le golpeé suavemente la frente, era sumamente adorable, pero recordé que algo le provocó llorar, y sentí que deseaba poder darle mi ayuda.

—...Dime ¿cuál fue el motivo de tu llanto? —Fui directo, tan directo que le produje incomodidad y unas fuertes ganas de escapar.

Los chicos están por venir, mejor los espero en la sala. —Él salió de la habitación sin mirar atrás, dejándome con una bolsa de pesadumbre sobre mi espalda. ¿Por qué no se percataba de que su tristeza es la mía multiplicada por mil?

Miré el techo, necesitaba meditar y hallar una solución. Cuando encontré la supuesta solución, que en realidad era cojear hasta la puerta, abrirla y buscar a Hoseok, la llevé a cabo. Todo bien hasta que salí del cuarto, la verdad era difícil evitar a los médicos y enfermeras, y de paso mi pierna buena ya se estaba cansando, me apegué al filo de una pared, y justo en ese momento una persona accidentalmente se chocó conmigo.

— ¡Wow! ¿Escapándose de la justicia, hyung? — ¡Oh! ¡Cómo quería quitarle esos dientes de conejo al malnacido ese!

—No...Ahora lárgate. —Una sonrisa de superioridad se plasmó en su faz y me respondió —: Oblígueme. —Hijo de tu mamá, no sé qué te vio Jimin para que esté loco por ti. De seguro que a Park le gustan los bagres maleducados.

Mira, Jeon, no tengo tiempo que perder, necesito encontrar a Hobi, necesito saber la causa de su llanto, mi corazón me lo exige, tú qué sabes lo que es estar enamorado ayúdame a hallarlo antes de que los otros lo hagan. —Tal vez mi desesperación le dio pena o tal vez sintió empatía cuando le hice caer en cuenta que él haría lo mismo si se tratara de Jimin, pero cualquier de las dos opciones que haya sido, me cedió su hombro para poder seguir andando y me dijo que hasta el momento él y Jimin, quien estaba en la cafetería, eran los únicos de los integrantes en haber llegado a la clínica.

Segunda, tercera, cuarta planta, y no había señales de mi amado dongsaeng. Jungkook me había sugerido volver a la habitación cuando había notado la mueca de dolor que hacía, pero yo me negué, no hasta que te viera, Jung Ho Seok.

Decidimos ir a la azotea y al fin te encontré, estabas apoyado en un barandal, mantenías tus ojos cerrados, disfrutando la suave brisa que hacía bailar tu cabello, era una inefable escena, un ángel parado a tan escasos metros de mí.

Sentí miedo, pues no deseaba que nadie más viera esa imagen y se enamoren de tu magnífico ser, por lo tanto, giré mi cabeza y observé que Jungkook tenía unos grandes ojos de enamorado, que brillaban con tanta potencia, en sus mejillas había un juguetón rubor y sus labios estaban convertidos en una tímida sonrisa. ¡Iba a maldecir! Pero caí en cuenta que en la otra esquina estaba Jimin, y que ahí estaba clavada su vista.

El muy idiota de Kook, sin avisar, se fue corriendo hacia Jimin, quien le esperaba con los brazos abiertos, y por eso perdí el apoyo de su hombro y caí de bruces al suelo, Hoseok rápidamente se acercó a mí y me ayudó a reponerme, nuestros rostros quedaron muy cerca, olí su exquisito aroma de rosas y miel, sus labios se abrieron, ansiosos a que yo los invada. ¡Así lo hice!

Nuestras lenguas danzaban de una manera tan única y especial, encajábamos más que bien, pero Hoseok rompió el beso, me miró con tristeza, negó con la cabeza y me pidió volver a la habitación.

En todo el trayecto observé como se contenía de llorar. ¡Me preocupa y me lastima su estado de ánimo! ¡Quiero que siempre sea feliz!

Al llegar, él me sentó en la cama, agarró mi bolso e hizo el intento de volver a huir, pero le cogí del brazo y le rogué que confiara en mí. Él lo pensó por un rato hasta que por fin vi un deje de determinación en sus ojos. Me iba a contar su problema.

—Hyung, estos días que he estado junto a usted han sido hermosos...—Sonreí ante lo dicho y le hice una seña para que prosiguiera. —...Y bueno yo he notado que usted...bueno si me equivoco corríjame...siente algo por mí. — Le interrumpí. —Sí, te amo. — ¡Señor! ¡Cómo adoraba hacerle sonrojar!

—...Bueno... y...supongo que usted a de querer algo serio. —Entrelacé nuestras manos y le miré fijamente.

—Quiero ser el único hombre en tu vida, Hobi, quiero ser tu novio. —Sus ojos se abrieron con sorpresa y delicadamente mordió su labio inferior. Algo no andaba bien.

—Yo estaba llorando porque...sospechaba que usted deseaba eso. —Me susurró, mientras agachaba con pesadumbre su cabeza.

— ¿Hay algo de malo en querer ser tu novio? —Pregunté con temor y mi dongsaeng confirmó y negó con la cabeza, mareándome.

—Jin hyung...yo ya tengo...—Y justo en ese momento entró Yoongi, su novio.

PASIVA Y PASIVA NO. (Jinhope) (BTS X Jin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora