CICATRICES

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Otro día como tantos,
dejo caer cada lágrima;
Me dejo invadir por sentimientos,
Y escribo cada palabra.

No se cuanto tiempo más
podré sostener la gran espada;
Mi cuerpo está cansado y mi alma devastada.

Dolor que pesa como dos anclas.
Unidas a mi ser no me dejan ascender.
No me dejan soñar, abrir mis alas
y del fondo despegar.

Ay mi luna que reparas,
aquello que el corazón no sella.
Burla a las nubes,
permíteme divisar algo de belleza.

Y en el mar descubro,
aún siguen allí.
Arden como la sal
Y amargas, perturban mi sentir.

Tus marcas que no son visibles,
pero son sensibles al tacto del recuerdo.
Aquella mirada incomprensible,
que se esculpe cada vez más dentro.

Y de pronto lo siento en carne;
aquel tacto tuyo agita mi respirar.
Sin duda ni la marea alta podrá borrar,
tu dulce y parcimoniosa manera de besar.

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