Cap 16 - Conociendo a la Familia

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Narra Flor

En casi todo el camino Carla y Cristina hablaban de anécdotas de la vida de cada una, mi hermana siempre me así quedar en vergüenza con anécdotas cuando yo era pequeña. Carla iba en los asientos de atrás mientras que yo iba de copiloto porque mi hermana era la que siempre manejaba. Marcaban las 9 de la noche y ya estábamos por adentrarnos al pueblo, ya podía percibir ese olor peculiar que tenía Whiterlande.

Whiterlande era un pueblo fantástico, con multitud de casitas coloniales idénticas: los mismos metros cuadrados, pareja arquitectura, igual número de escalones desde el porche hasta la entrada. Todo en el pueblo donde nací resultaba perfecto: los vecinos se conocían unos a otros, los pequeños locales comerciales permanecían inalterables, todos nos ayudábamos, sonreíamos... Mi vida aquí era maravillosa y relajante ya que aquí pasaba los fines de semana por lo que mi padre y demás familia vivía aquí, y bueno mi hermana y yo vivíamos en la ciudad, no por una vida mejor sino porque ella consiguió trabajo en la ciudad como contadora y yo por los estudios. Ya al terminar todo regresaría al pueblo para seguir el negocio familiar que era de bienes raíces.

Al llegar a casa, podíamos notar desde la ventana que estaban en su típica noche de viernes, donde pasaban jugando póker y tomaban. Carla ayudaba con las mochilas mientras entrabamos al interior de casa.

-Familia llegamos!- hablo alto mi hermana como siempre haciéndose presente.- venimos acompañadas de alguien- guiño el ojo a Carla.

Narra Carla

La casa era rustica, demasiado hermosa en pocas palabras. Seguíamos en la puerta mientras que la familia llegaba con copas de whisky quizás.

-Hijas mías!- hablo una señora de quizás unos 45 años, pequeña estatura. Ella debía ser la madre de Flor.- cuanto me han hecho falta- daba fuertes abrazos a sus hijas mientras que de reojo me veía a mí. Un "Buenas noches" salido de mis labios algo leve.

-Mis princesas llegaron- una voz fuerte salido de aquel hombre de la misma edad algo fornido, mayormente alto, de igual forma saludaba a sus hijas.

-Y tu señorita? Quién eres?- hablo la madre.

-Oh si perdón- baje las mochilas de mis hombros dejándolos en el suelo.- Carla Martínez, mucho gusto señora- estire mi mano pero me recibió con un fuerte abrazo.

-Déjate de formalidades, Mariana para ti. Madre de estar dos preciosas hijas y de tres maleducados de haya atrás.- reí leve porque mis hermanos eran iguales.

- Alberto Torres, un gusto conocerte muchachita.- saludaba con un apretón fuerte de manos- y estos tres jóvenes, mis hijos- eran demasiado parecidos, fornidos igual todos- Carlos, Francisco y Darío.

-Mucho gusto- hablaron en unísono.

-Ya déjenla en paz, la trauman.-hablo Cristina acercándose.

-Que? Es tu novia?- los tres se echaron a reír mientras que el Señor Alberto me miraba con el ceño fruncido.

- Mía no es- todos se callaron y quedaron viendo a Flor.

-Es solo una amiga, porque te gusta hacer drama Cris- hablaba algo sonrojada y fastidiada.

-Así que amiga?- me miraban los 4 hombres de esta casa, tipo escaneándome buscando algún defecto.

-Basta!- pegaron un pequeño salto los 4 mientras que la Señora Mariana se me acercaba.- Déjenla es paz, ven hija toma asiento. Cuéntanos que te trae por aquí- ya todos sentados en los sillones mirándome seriamente más los hombres.

-Flor me invito este fin de semana, perdón si les soy una molestia- hable algo apenada.

-No hija para nada es un gusto tenerte aquí.- hablo la Señora Mariana, regalándome una sonrisa.

Un Amor Como El NuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora