☪︎·̩➳͙ UNO ͙

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Disclaimer:
          Esta historia está hecha sin fines de lucro, de fans para fans.
Haikyuu!! Es propiedad de Haruichi Furudate, yo sólo tomaré prestado sus personajes -y algunos nombres- para esta historia e.e

Pareja principal: TsukiKage (crack)

AU.






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Clik, clak. La campanilla se hacía sonar, clik, clak, la campanilla cantaba sin cesar. Clik, clak, fue lo último que dijo la campanilla antes de ser ahogada; y él, como fiel patriota tenía que seguirla a pesar de las circunstancias. Ploff, fue lo que dijo el encharcado de agua ante su mano curiosa que la tocaba, ploff, lo mismo al final de su discurso. Y Kageyama entendió el mensaje tras el rostro reflejado.

Plass, el sonido entumió sus oídos con brusquedad sin poder evitarlo mientras se sentía abrazado con el líquido que se veía carmesí. Un par de golpes, una en la espalda y continuamente después otro en la cabeza, lo sabe por el dolor que sintió. Y Kageyama se dejó llevar.



Capítulo uno¦
Azar.

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  —Lo siento joven, no hay servicio— argumentó de brazos cruzados un sujeto con la cabeza media rapada. —Está loco si piensa en cruzar las colinas, cuentan que las carpas militares se instalan ahí para la guerra— dijo al final con cierto tono que lo hacía pensar en un rumor que se encuentra, colocando su mano entre cubriendo su boca como si fuera el gran secreto.

Aunque todos sabían la posible guerra que se avecinaba.

El rubio provocó un chasquido con su lengua mostrando su inconformidad ante el asunto, dejando al hombre seguir hablando al tanto en que él sujetaba su maleta y se encaminaba a dirección a la tienda de víveres más cercana a la salida, dejando como marca sugerente el sonido que provocaba sus botas contra el metal del piso que conformaban la estación.

Perdió su tiempo al pasarse por ahí.

Subió las escaleras y al detenerse en la entrada de aquel lugar, tomó el gorro que se encontraba en el bolsillo de su saco y se la colocó para finalizar viendo lo que tenía enfrente. Una ciudad rústica que tenía por encima grandes nubes de vapor y gentes a quienes no les importaba en absoluto chocar entre ellos.  

«Que molestia» fue lo que pensó.

Tsukishima no era del tipo condescendiente.

Caminó basándose del mapa de la estación, las viejas calles de suelo empedrado remarcan cada uno de sus pasos; ganándose ciertas miradas curiosas y siendo su mayoría de jóvenes mujeres. Y no exactamente porque se vea mal, al contrario, era todo un manjar para la pinche vista.

Pues el sujeto era cercano a la definición de “hermoso”. Sus cabellos dorados como el sol de verano y su piel blanca como si nunca estuviera en el mar, contrastados con el saco café que lo cubre en su mayoría sí tan solo estuviera cerrado de los botones, usando un pantalón de cuero y botas del más resistente piel lo cubrían. Su aura de misterio lo remarcaba entre la multitud.  

Ironía burlona ▌TsukiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora