(2/3) CAPITULO 4: TENSIÓN EN EL AMBIENTE

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*NARRA AFRODITA*

Zeus me miro y en sus ojos veía su aprobación. Arriesgandome a que me fulminará con su rayo maestro avance y no paso nada.

Me sente en mi sitio, sin apartar mi mirada a los ojos de Hera, ella estaba incómoda, yo también; había tensión en el ambiente. Yo estaba situada a un asiento del de Hera, es decir, al lado de Atenea.

Para que os hagaís una idea de donde se situa cada uno. En el miembro derecho se situaban los varones  : Zeus (en el centro), Poseidón, Ares, Hermes y Apolo. En el miembro izquierdo las mujeres : Hera, Atenea, yo, Deméter y Artemisa.

Os preguntareís porque faltan cuatro, muy sencillo. Hades, por tener que encargarse del Inframundo, Hefesto, porque Hera lo arrojo del Olimpo por ser feo, Hestia porque renuncio a su asiento por la llegada de Dionisio, evitando así una guerra entre los dioses y Dionisio que fue también expulsado...

Estuvierón hablando toda la hora de tonterías, ya que no había nada que resolver en el mundo. Os preguntareís para que Zeus comvoca una asamblea olímpica sin motivo alguno, pues muy sencillo. ÉL al menos una vez al mes comvoca una por si acaso.

Zeus se levanto y concluyo al fin -Queda por finalizada está asamblea- Ese es el permiso oral que necesita todo dios olímpico para retirarse.

Me levante y una voz dulce me llama, la voz de Hera -Afrodita, ¿puedo hablar contigo?-

Vayaaa pero si se digna ha hablarme la muy orgullosa, yo por supuesto la respondo con descaro

-Vaya pero si te dignas a hablarme, yo creía que con tu "craso" error y advertencia no querías volver a verme en la vida, ¿qué te ha hecho cambiar de opinión?-

- sólo quiero arreglar las cosas, Afrodita, siento mucho haber provocado ese sentimiento en ti; no era mi intención.

- pues es un poquito tarde y además ese sentimiento no es un sentimiento cualquiera estoy enamorada de ti y también de pero veo que te resignas a admitirlo.

Ella estaba apunto de volver ha hablar cuando yo levante mi mano en señal de que no empezará.

- No ,Hera, no te molestes en hablar, se lo que vas a decir, déjame en paz ya. Intentaré en vano superar el dolor en mi corazón y el amor que siento hacia ti; yo solita.

Y me marche de allí con lágrimas corriendo por la cara en un espacio silencioso en que lo único que se oía eran mis tacones resonar y mi llanto.

¿Quién lo hubiera dicho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora