CAPITULO 6: NORUEGA

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*NARRA AFRODITA*

Empece poco a poco a oir los sonidos del exterior. Los pajaritos cantaban alegremente el aviso de la mañana, la brisa colarse por los finos rincones de mi ventana rozando mi piel, el centelleante sol abrirse paso entre cortina y cortina; provocando así el abrir de mis ojos.

Sonreí al recordar la noche anterior, fue mágica. Me di la vuelta para saludar a mi reina, pero en lugar de eso a mi lado

encontre una carta, pero lo que más me llamo la atención fue que encima de este había una rosa roja.

Decidida, cogi la carta y me sente en la cama a leerla.

Hola mi princesa, como verás no estoy en la cama, siento de verás si te he dado un susto o disgusto, no era mi intención.

El porque de mi ausencia es que me he tenido que ir porque sino Zeus hiba a empezar a sospechar.

Aquí te dejo una rosa. La primera rosa de primavera

Un beso, tu reina.

Sonreí como una tonta al terminar de leerla, fue tan tierna...

Me levante de mi mullida cama y me dirigi a la ducha.

El agua fría caía en cascada sobre mi piel. No tenía nada que pensar; era feliz y ya esta.

Salí de ahí y me heche el acondicionador bajo la ducha de nivea.  Abri el cajon de madera suiza de abajo y encontre mi secador debajo de algunas toallas de Helena cuando surgio la guerra de  Troya provocada por mi reina decidi que no debían de ser desperdiciadas tales telas y me las quede.

Me lo sece y me quedo muy brillante y suave gracias al acondicionador negro de Treseme o como se diga. Estaba verdaderamente bella pero eso lo diría Hera con mi sorpresita de esta tarde.

*NARRA HERA*

Entre en mi templo a cinco minutos de que todo el mundo empezara a funcionar, menos mal que no me han pillado...

-Hola mi señora, ¿quisiera que la preparará un baño?-

Me di la vuelta al acto de oir la voz de Olimpia, mi sirvienta principal y en la que más confiaba, me había dado un buen susto pensaba que era Zeus.

-Eh, si gracias Olimpia-

Y ella con una pequeña sonrisa en la cara se retiro de mis aposentos.

Me metí en la bañera sin prisa alguna pues no tenía motivo. Era leche tibia de caballo, si... la mejor para mi piel...

Cerre los ojos y me translade a mi lugar favorito de paz.

Estaba sentada en una roca observando una aurora boreal, estaba rodeada de pinos nevados hasta las raices y en frente de mi había un lago pequeño, más bien laguna, estaba congeladísima. Todo era nieve. Pensaba en Afrodita my princess, oh ella era la perfección en persona... y eso me llevo a la siguiente cuestión ¿qué eramos? se que solo había hemos hecho el amor dos veces pero... eso, eramos algo o sencillamente amantes. Puff no lo se...

Note algo que cayo en el agua haciendome despertar, abri los ojos y habia una concha tan blanca como la nieve que tenía de pie un pequeño pergamino con un lazo rojo del que colgaba un diamante en forma de corazón.

Lo cogí y me di cuenta de en realidad era un colgante, que detalle... Desate el lazo y leí.

Majestad haga el favor de salir e ir al jardín trasero.

No venía el nombre pero no me hacia falta alguna, sabía perfectamente de quien se trataba; Afrodita.

*NARRA AFRODITA*

Me estaba helando de frío mientras la esperaba, anda que no tarda como se nota que es una rei....

Y la vi, allí con su vestido de siempre, estaba... perfecta

-Mi reina esta usted perfecta...-

Ella se puso roja al instante en que nombre la palabra perfecta.

-¿A donde vamos?-

-Aaa surprise...-

-Per...-

-Anda calla y ven aquí-

Ella vino hacia mi para besarme y yo la di la vuelta, la baje la manga del hombro derecho, le chupe desde el hombro hasta el lobulo de la oreja y lo mordí a la vez que la metí tres dedos por donde yo mese provocandola un gemido de placer irremplazable. La susurre al oído

-Aun no mi reina, ya tendremos tiempo de ESO- pronuncie esa palabra a la vez que la meti tres dedos por su intimidad y por su puesto gimio -para despues...

La sace los tres dedos y la ate una venda a los ojos.

*NARRA HERA*

De repente Afrodita me sentó en una roca cubierta de nieve, estaba completamente helada. Comenzó a soltarme la venda pero en vez de dejarla caer me dijo al oído

-Bienvenida a tu sitio de paz hecho realidad-

Y la dejó caer. ¡No me lo podía creer! esto no era posible. Estaba en el sitio que me imaginaba para poder pensar tranquila, lo único que pude ser capaz de decir fue

-¿Cómo?-

-te conozco más de lo que tú te crees-

La bese sin dudar de la manera más dulce posible. Ella cons sus manos, cada una a una mejilla, mi nariz pegada con la suya, mi frente con su frente. Mirándome a los ojos me dijo

-Bienvenida a Noruega-

¿Quién lo hubiera dicho?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora