CAPÍTULO 6.

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— ¡HARRY!

Oyó que alguien le gritaba, al voltear vio que varias personas se acercaban corriendo. Eran gran parte de la familia Weasley. Molly seguida de su esposo Arthur y unos metros atrás Fred y George.

— ¡Aquí estoy! —respondió levantando su mano.

—Harry ¿Qué pasa? —dijo la señora Weasley al llegar junto a él.

— ¡Por las barbas de Merlín! —Segundos después Arthur vio a Lupin y exclamó conmocionado.

— ¿Qué sucede mamá? —pregunto uno de los gemelos.

—Fred, George ayuden a Remus —fue lo único que se le ocurrió decir.

Los gemelos se acercaron, y tomaron el cuerpo de Lupin y rápidamente lo llevaron a casa de la familia Weasley.

—Harry ¿Estás bien? ¡Pero qué cosas digo! —empezó a decir la señora Weasley — ¡Claro que no estás bien si estas todo empapado!

La señora Weasley rápidamente hecho una manta en la espalda de Harry y lo jalo para llevarlo hasta la Madriguera. Arthur los siguió de cerca hasta que entraron en la cocina.

— ¡REMUS! —se oyó fuertemente.

Harry supo al instante que era Tonks. Los gemelos continuaron avanzando y la esposa de Remus indicó el camino, ni siquiera le dio tiempo de saludar a Harry, estaba tan preocupada por su esposo que se aferró a su mano sin mirar quien más estaba a su lado.

—Cuando vimos que tus cosas empezaron a llegar, nos preocupamos mucho, nos preguntábamos por qué no enviaste una lechuza, pero ahora sabemos por qué —empezó a decir la señora Weasley sacando de sus pensamientos al pelinegro. —Ahora será mejor que te vayas a cambiar, esa ropa mojada te causara un resfriado, tus cosas están en el cuarto de Ron.

Harry solo asintió levemente, se dirigió hacia las escaleras y empezó a subir lentamente. Mientras trataba de poner en orden claro sus ideas, todo lo que había ocurrido esa tarde revoloteaba por su mente cansada, la llegada de Lupin a Privet Drive, el ataque de Malfoy y lo que más le inquietaba era las palabras del profesor antes de caer nuevamente inconsciente.

Tendría que acomodar sus pensamientos, primero aparecía Draco Malfoy, nunca hubiera imaginado verlo llegar a tal extremo, no sabía que creer de ese rubio doble cara. De hecho, no podía entender por qué Malfoy le pidió que lo matara, él había dicho que, si no lo hacía, Voldemort mataría a su madre, al igual que lo hizo con su padre, pero su padre estaba en Azkaban, a menos que, Voldemort lo hubiera sacado. En todo caso, por qué matarlo, si Draco cumplió su misión, logró que Dumbledore muriera.

Al recordar los eventos de esa noche sintió una punzada de dolor y rabia, al haber estado ahí, impotente sin poder hacer nada. Sintió la necesidad de arrojar todo lo que estuviera a su alcance, gritar, llorar, pero no ganaría nada, así que se apresuró a cambiarse y en seguida bajo. Al llegar a la cocina se quedó parado en el marco de la puerta viendo a la señora Weasley y a Ron.

—Qué bueno que ya te cambiaste Harry, pero pasa y siéntate —dijo enérgicamente la señora Weasley.

Al instante Ron volteó a ver a Harry, se levantó dándole la mano y luego se lanzó a abrazarlo.

—Bienvenido Harry ¿Cómo estás?

—Estoy bien.

Los demás miembros de la familia comenzaron a aparecer saludando calurosamente al azabache. Harry se sentó a la mesa, mientras comía se sentía incómodo porque todos lo observaban, hasta que de pronto un joven de aproximadamente veintitantos años, tez blanca y cabello rubio que le llegaba a la mitad de la espalda, con túnica morada oscura entro a la cocina.

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