Dear Zed 「Zed x Kayn」

ll. En el Río Epool

Todavía recuerdo la primera vez que te vi.

En las costas del Río Epool, tierra sagrada de Ionia. Los cadáveres de personas inocentes y repugnantes Noxianos inundaban el trágico y oscuro paisaje; yo estaba allí, en el suelo. El barro y la sangre me cubrían por completo. Te apunté con mi pequeña y rota hoz sin miedo, porque a esas alturas, ¿a qué diablos un niño puede temer? Yo estaba más que muerto, el alma me pesaba tanto como el cuerpo y el odio me segaba, así que te enfrenté.

Conozco bastante bien tu desprecio hacía los débiles. Hoy en día, sigo cuestionándome el por qué no me mataste. ¿Qué pasó por tu cabeza, Zed? Un asesino como tú, el Gran Maestro de las Sombras perdonando la vida de un crío que tuvo la osadía de apuntarte con un arma en su peor estado.

Eres curioso, misterioso, eso es algo que me gusta de ti, y tengo la sospecha de que lo sabes.

En todo caso... Extendiste tu mano hacía mí, y tuve el atrevimiento de mirar tus ojos bajo ese frío yelmo. Te prometo que la sensación de seguridad que me brindaste no la puedo explicar. Esos orbes rubíes llenaron un vacío que carcomía mi pecho y tu tacto, tu cálido tacto desató aquel nudo que traía en mi garganta.

Me sujetaste entre tus brazos y continuabas observándome de reojo, verificando si todavía respiraba. Desafortunadamente terminé por desmayarme, y no puedo recordar más.

Debo agradecerte, maestro Zed. No por salvarme, sino, por darme la oportunidad de conocerte.