Porque quiero.

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—¿Por qué? –La sonrisa parecía ensancharse al mismo paso de los segundos; causando en el mayor una mezcla extraña de frustración, enojo y desconcierto–. Porque quiero. –Simple y tajante respuesta de su parte–.

—Midoriya, estoy hablando enserio. Eres un alumno decente, y entiendo a la perfección el alcance que pudieron llegar a tener las palabras de Monoma; sin embargo eso no justifi... –No se le permitió contunuar–.

—A ver, ¿Quién se está justificando aquí, profesor? –Soltó una ligera carcajada; pues, le parecía un poco divertido como el mayor trataba de darle una explicación difícil a algo tan sencillo como lo era su actitud de antes– Lo hice porque quise, ¿estamos de acuerdo? Lo que diga ese estúpido con problemas mentales no es mi problema ni me importa; por mi puede pasarse la vida nadando entre su propia mierda llena de envida, porque a mi me da igual. Si estamos bien con la respuesta, me voy a recoger mis cosas. Quiero ir a comer a mi casa. –Al profesor no parecían obedecerlo sus labios de los que ni una sola palabra salía. Tenía que hablar con All Might acerca de esto; no era normal ese comportamiento de parte de ese peliverde–.

[...]

Midoriya se limitó a ir directamente a su salón de clases donde todos hacían del pequeño incidente un barullo tremendo; que inmediatamente fue acallado cuando el puso un pie en la sala, siendo el centro de todas y cada una de las miradas. Entre ellas se encontraban las sorprendidas, incrédulas y estupefactas; hasta las divertidas y para nada disimuladas, una que otra preocupada y una llena enojo.

No le importó [como todo, desde hace unas cuantas horas] y se acercó a su pupitre, cogió sus cosas y las metió dentro del bolso que utilizaba; llevándoselo al hombro y caminar al mismo tiempo de vuelta a la puerta. Justo antes de que pudiera salir, y largarse de una buena vez; la voz de Bakugou interrumpió sus pasos–.

—¿Dicen que este nerd de mierda fue capaz de golpear al acomplejado de la clase B?, seguramente les afectó juntarse demasiado con él... –Escupió con cierta repulsión; buscando a su vez corroborar por cuenta propia lo que cuchicheaban hacía buen rato. Izuku no volteó, tomó el pomo de la puerta y corriéndola para salir mencionó–.

—Vamos, Kacchan..... No tengas miedo, no voy a pegarte. Yo no voy a utilizar lo que he ganado para molestar a los tristes y débiles.

Los resultados son lo importante, ¿cierto? ¿Qué ganaría generándote un trauma? Después de todo, un perdedor podría darme una sorpresa.....¿No es así? –Aquel pequeño discurso dejo a todo aquel presente en el aula lo suficientemente estupefactos como para no responder o hacer siquiera el más mínimo sonido; eso incluyendo al aludido, quien ciertamente se sintió descolocado por la forma socarrona, sarcástica pero más que nada, aparentemente amable con la que el de menor estatura lo había dicho.

Estaba colérico, si; lo había humillado frente los demás, también pero las palabras no salieron. No lo hicieron aún y cuando habían pasado 30 minutos desde aquello.

Nadie entendía nada. Eso era demasiado extraño; todos los estudiantes que conocían al pupilo del héroe numero uno comenzaron a crear sus propias teorías con respecto a lo sucedido. Desde aquellos que apostaban a que era el producto del Kosei de algun villano, los que aseguraban que la culpa era enteramente de Bakugou mencionando que posiblemente todos los traumas generados por él ojirubi  terminaron haciéndolo estallar y que pronto volvería a ser el mismo; hasta los que fervientemente aseguraban que quizás esa era su verdadera personalidad y que hasta ahora la había estado escondiendo pero finalmente había salido a la luz.

Todos querían dar una explicación a esa disparatada y tensa situación pero aún y con todo eso. Los alumnos pertenecientes a la clase 1-A estaban verdaderamente preocupados por el de alborotados cabellos–.

—Chicos.... No entiendo muy bien que esta pasando pero quiero averiguarlo; Deku-Kun, él.... Me preocupa. –Concluyó Ochako, acentuando las ansias en todos los demás–.

—¡Es cierto!, Midoriya nunca se había comportado así. Ni siquiera con Bakugou molestándolo a todas horas. –Ese fue el imprudente Kaminari a quien le fue propinado un golpe en la cabeza–.

—Callate, tonto..... ¿Quieres que Bakugou te mate antes de saber que es lo que pasa? –Esa fue Jirou quien hablaba en susurros a la par que todos dirigían su vista al aludido quien ardía en su propio coraje debido a no haber sido capaz de poner en su lugar al menor de ambos hace rato. Todos asintieron; no querían estar cerca si eso pasaba–.

—¡Ya, esto es un asunto serio! Y como representante de la clase 1-A me temo que tendremos que organizarnos para averiguar que es lo que realmente esta pasando con Midoriya-Kun, y de esa manera poder ayudarlo en lo que sea posible; ¿De acuerdo? –Hablaba al mismo tiempo que movía sus brazos de manera casi mecánica, acomodándose los lentes al final de su discurso–.

—¡SI! –Fue la entusiasta respuesta de sus compañeros; excluyendo a Katsuki quien aún planeaba la muerte de Izuku en su mente, y a Shoto quien en realidad tenia mejores formas para averiguarlo. Estando la mayoría de acuerdo con lo antes dicho, quedaron de verse después de clases  en un parque cercano a la institución para contemplar que es lo que podían y no podían hacer para verificar la situación.

Todos asintieron y entre cuchicheos esperaron a que las últimas clases del día terminaran. Estaban ansiosos, y a pesar de ser un tema relativamente serio; algunos lo tomaron más como un juego de resolver un misterio, y con esas mentalidades divididas la campana sonó, permitiéndoles ser libres y apresurarse a cambiar sus uniformes por cómoda ropa, yendo tan rápido como pudieron al lugar acordado–.

—Bien, esto es serio.... Diganme, ¿Qué creen que deberíamos hacer? –Esa era la conocida voz de Iida quien acompañado por el usual apoyo de Mina en cuanto a planes de cuchicheo se trataba, continuaron–. Según entendí al pasarme al final de las clases por la sala de profesores para dejar algunas hojas..... Tanto Midoriya-Kun como el chico ese; Monoma, están suspendidos.. –Todos meditaban las posibilidades que tenían. Y tan simple como parecía, Kirishima abrió la boca dando su concreta opinión–.

—¿Y si vamos a casa de Midoriya para asegurarnos que se encuentre bien, y de pasó intentamos que nos cuente que pasó?

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