Después del silencio.

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El tiempo paso demasiado rápido para su gusto; nada le hubiese gustado mas que quedarse como mínimo unos cuantos años junto al chico que desesperadamente trataba de atenderle como si de la realeza se tratara. Y no es por ello en realidad, sino, porque la persona que le gustaba y que mas lo había apoyado, correspondía a sus sentimientos sin ningún tipo de vergüenza.

De hecho, durante esas cinco semanas que había estado viviendo en la residencia Todoroki; el chico de cabellos bicolor no se había limitado de ninguna manera al momento de mostrarle que aquella corta platica que tuvieron unas tres semanas atrás era completamente real, que había sucedido y que el tema que trataron era de verdad importante para el. Y aunque el pecoso no había podido darle una respuesta directa (debido principalmente a la vergüenza que sintió en el momento) parecían de hecho una pareja, sin demasiado contacto físico claro esta.

Era domingo en la tarde y al día siguiente debía volver de una vez por todas al instituto. Por lo que ese seria su ultimo día viviendo ahí, y compartiendo tanto con el estoico chico del que estaba tan enamorado. Era notorio para todos los empleados de la casa y para el mismo Todoroki, lo reacio que estaba el menor a aceptar que tendría que dejar el lugar, y aquello le causaba un gran sentimiento de ternura al muchacho de mayor estatura.... Ya que no era un requisito obligatorio en su regreso a la escuela.

Ya que si bien, tendría que volver a los dormitorios; eso no quería decir que el destino de Midoriya fuese su antigua habitación. ¡Y vaya que lo dejo claro! Pues, cuando arribaron después de todo un mes y poco mas fuera de aquellas instalaciones, a los dormitorios lo primero que dijo al abrir la puerta y ser recibidos por los demás habitantes fue:

(.....)

  —¡Deku-kun¡\¡Midoriya-kun!; ¿Como estas?, ¿Te sientes mejor? -Fue la bienvenida que todos los estudiantes de la clase 1-A le dieron apenas puso un pie dentro de la sala común de los dormitorios. Realmente lo tomaron por sorpresa, ya que al dar un rápido recorrido con la mirada se dio cuenta que se encontraba muy bien adornado con uno que otro detalle en verdes tonos y con letras grandisimas pegadas a lo largo de la pared que rezaban: "¡BIENVENIDO, MIDORIYA!".

Aquello por poco le provoca soltar unas cuantas lagrimas de felicidad, debido al calorcito que el cariño de sus compañeros le hacia sentir en lo profundo del pecho. Apenas pudo darse cuenta de que lagrimas corrían por sus mejillas cuando un par de suaves dedos se dedicaron a borrarlas de la vista de todos, sorprendiéndoles con el bonito gesto.

  —¿Que esta pasando aquí, Todoroki-kun?, te llevas a Midoriya por un mes entero y cuando menos nos damos cuenta; ¿limpias sus lagrimas? -Esa era Mina quien no era un secreto que amaba las historias de amor, y por lo visto había encontrado a un par de protagonistas perfectos para una.

 —Nada, ¿que tendría que pasar?; ademas, ¿no eras tu la que dijo que se tiene que ser atento con la persona que te gusta para que así pueda entender tus sentimientos? De cualquier forma, yo no me lleve a Midoriya....-En cuestión de segundos el bullicioso ambiente se convirtió en un pesado silencio, y no por los chicos quienes se miraban cómplices ante la repentina declaración, sino, por Bakugou quien ante esas palabras volvió su mirada a aquellos quienes aun yacían en la puerta de entrada incapaces de ir a sus habitaciones a descansar.

  —¿Que dijiste, bastardo? -De acuerdo, ese era el perfecto ejemplo de cuando uno debe comenzar a valorar su vida y correr lo mas rápido que pueda en un intento por prolongarla. Aunque al parecer Shoto no sabia nada acerca de ese sentimiento tan conocido para el pequeño peliverde a su lado.

 —Que me gusta Midoriya, ¿porque? -A veces definitivamente no podían entender si Todoroki era demasiado genial o demasiado estúpido como para responderle de esa manera a un Katsuki rabioso como el que se presentaba en ese momento.

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