¿Huida?

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¿Dónde debería ocultar el rostro por la vergüenza?

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¿Dónde debería ocultar el rostro por la vergüenza?

Kenma se cuestionó aquello tan pronto vio a Kuroo doblar en la esquina, directamente a su dormitorio. Y sí, había ido a buscarlo hasta el otro extremo del campus porque... Necesitaban hablar o eso era lo que él creía antes de sentirse tan expuesto. Llevaban evitándose tan solo dos días, pero Kenma no podía más con aquello.

─¡Ken-chan!─ el primero en avistarlo antes de huir fue Oikawa, quién se apresura a tomar a Kuroo del brazo para alejarlo de Bokuto.

Se arrepentía tanto.

Oikawa simplemente lo empujó contra él, ninguno de los dos alcanzando a reaccionar antes de que Kuroo se encontrara abrazándolo por los hombros para estabilizarse. La cercanía resultó insoportable de un momento al otro, el rostro de ambos chicos ardiendo por el mero recuerdo de aquel casi beso.

─Kuroo─ intentó comenzar a hablar, separándose poco a poco de él.

El mencionado no lo apartó, por el contrario, afirmó sus brazos alrededor del cuerpo de Kenma, su barbilla apoyándose sobre la coronilla del chico, suspirando. Con algo de indecisión, terminó por devolverle el abrazo.

¿Cuántas veces habían hecho eso en el pasado?

─Lo siento─ son las palabras amortiguadas que susurran al mismo tiempo.

Con un movimiento sutil, Kenma terminó alejándose lo suficiente para que ambos pudiesen verse a los ojos. El rostro de Kuroo se encontraba demasiado cerca de el suyo, pero este era un momento serio, no pensaba dejar que su mejor amigo continuara corriendo en dirección opuesta a la suya un solo día más.

─No hiciste nada malo─ le recuerda, aunque siente la sangre subirle al rostro, mantiene la voz plana de siempre.

─Tienes razón, seguro que en alguna parte del mundo los amigos también se saludan con un solo beso─ intentó bromear Kuroo entonces, la sonrisa juguetona y retorcida apareciendo para el alivio de Kenma.

─Puede ser─ cedió a la duda.

Entonces ambos se soltaron del abrazo, una tensión extraña formándose entre ambos mientras Kuroo buscaba la llave de su habitación. Su grupo de amigos se había desvanecido totalmente, pero era evidente que lo harían, ellos pensaban que en verdad se encontraban saliendo y esta era su primera discusión.

Tal vez no se encontraban tan lejos de la verdad.

Ingresaron en silencio a la habitación, la habitación iluminada por los últimos rayos del sol de nuevo, por lo que Kuroo ni siquiera se molestó en encender alguna de sus dos lámparas. Dejaron sus cosas al lado de la puerta, tomándose el tiempo necesario antes de que ambos tomaran asiento sobre la cama. Debería haberlo molestado la cantidad de cosas que se encontraban repitiéndose, pero decidió ignorar aquello.

Solo quería hablar con él.

─Fue extraño─ comenta Kuroo, deslizándose por la pared contra la que se encuentra recostado para inclinarse más cerca de Kenma─. Creí que necesitabas un poco de tiempo para recuperarte de esa...

Se sentía tan nervioso que ni siquiera podía discernir cuales serían las palabras adecuadas para completar la frase de Kuroo. ¿Qué más daba si era sincero con lo que descubrió durante esos dos días? Si lo decía, Kuroo sería el responsable de decidir.

Tal vez él estaba equivocándose, sus sentimientos podrían haberse mezclado por el dolor que sintió con la información del enamoramiento de Hinata. O tal vez llevaba tiempo sintiéndose de esa forma y no lo comprendió hasta que la última esperanza con Hinata murió.

─Debiste...─ tenía solo una oportunidad, Kuroo era su mejor amigo y lo que hiciera a partir de ese momento podría arruinarlo todo. Estaba por echarse atrás cuando recordó que hacer eso mismo fue lo que le arrebató su única oportunidad con Hinata─. Debiste cerrar la maldita puerta con llave.

La sorpresa golpeó el rostro de Kuroo como una bofetada, totalmente absorto con la selección de palabras, lo que estas significaban y, también, con la maldición que profirió aquel tranquilo muchacho que ahora mantenía una expresión reticente.

Seguía congelado cuando Kenma se movió, arrodillándose sobre la cama para alcanzarlo, los ojos felinos del chico fijos en él. Tomó su rostro con ambas manos, fijando el rostro de Kuroo para evitar un solo movimiento de huida o arrepentimiento.

Cuando menos lo creyó posible, sus labios ya se encontraban tocando los de Kuroo.

Solo una delicada presión.

Solo una delicada presión

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¿𝑸𝒖𝒊𝒆́𝒏 𝑫𝒊𝒋𝒐 𝑬𝒔𝒐? •𝑲𝒖𝒓𝒐𝑲𝒆𝒏•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora