Lo siento...

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Es de humanos equivocarse y de sabios aprender de sus propios errores o de los errores de lo demás pero ¿de qué sirve aprender que algo esta mal si no estás dispuesto a dejar de hacerlo?
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Pov Kim

Te vi llorar y no hice nada.

Te vi llorar y me doy cuenta de que yo también pude hacerte llorar si descubres la idiotez que todos estamos haciendo.

Por primera desde que te conocí te vi llorar y no me gustó.

Ya no puedo seguir más con esto, no quiero que te lastimen y mucho menos quiero lastimarte.

Si te digo la idiotez que estamos haciendo ¿serías capaz de perdonarme?

Quizás tu si me puedas perdonar, siempre lo haces, pero yo... no se si me pueda perdonar a mí mismo por todo esto y por lo que estoy ocultandote.

Marinette, amiga mia, compañera que siempre está cuando alguien la necesita, la persona que me deseó ser feliz en mi relación con Ondine cuando se la presenté y pasé a que sonreí, algo muy adentro de mí, sufrió.

¿Por qué me haces esto? ¿No eras mi amiga?
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Pov normal

Adrien y Luka estaban sentados, uno frente al otro, en una heladería mientras el guitarrista miraba al rubio, que veía la variedad de helados del menú, con seriedad.

-Estoy al tanto de que casi te besas con mí Marinette, rubiosito. - habló el hermano de Juleka mientras Adrien levantaba la mirada y lo miraba igual o más serio.

-Y tú no creas que no se que casi la besas a la fuerza, éso no es de hombres, éso es de cobardes. - exclamó mientras Luka sonreía levemente.

Tenía tantas cosas con la que lo podía combatir pero no lo haría, no era su objetivo iniciar una pelea.

-Puedes llamarme como quieras, no me importa, yo sólo te llamé por que soy consiente que pasé a que en este tonto jueguito somos cuatros, tú eres el único que en verdad eres una amenaza para mí. - explicó el guitarrista con su habitual semblante tranquilo que provocaron más al rubio.

Las personas que podían permanecer tan tranquilas al hacer algo malvado son los que más miedo dan, incluso más que uno que enloquece y ríe como maniático.

-Lo mismo digo. - fue lo único que contestó.

Los dos se quedaron mirando fijamente, una guerra de miradas entre los ojos relajados de Luka y los molesto de Adrien, en ése momento.

Ninguno quería ni estaba dispuesto a dejar a Marinette.

Ambos sabían que sólo uno ganaría y que los demás serían nada más que perdedores.

Luka cerró los ojos y suspiro profundo mientras se ponía de pie.

-Sólo te diré una cosa Agreste, Marinette será mía y sólo mía. Así que vete preparando para tu derrota. - y tras decir éso, se fue.

Adrien en cambio se quedó ahí, sentado y mirando a la nada.

¿Cómo podía ser tan cobarde?

No lo iba a admitir en vos alta pero desde un inicio ése juego no era nada más que una fachada que ocultaban sus verdaderos sentimientos.

Él tenía miedo de confesarse a Marinette, empezar una relación y al final, terminar y perderla para siempre.

Ése juego no era más que una prueba de valor para él. Una prueba de valor que no se atrevía a ganar pasé a tener el camino más cortó y sencillo que todos.

-¿Qué va a ordenar joven?

Adrien salió de sus pensamientos y volvió a sonreír como siempre.

Una sonrisa falsa, que ocultaba todos sus miedos y dolores.
Una sonrisa que nadie sabía que no era real.
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Con Kim.

El chico estaba parado afuera de la casa de su amiga, sin el valor para pasar.

¿Quién diría que el señor desafío resultaría ser tan cobarde?

Debía contarle a Marinette de la apuesta por más que ella lo odié a él y a los demás pero ¿cómo debía empezar?

"¡¿Qué hay Marinette?! Vine a decirte que estamos haciendo una apuesta y te estamos usando a ti."

"Marinette, entre Adrien, Nathaniel y Luka decidimos hacer un juego el cual ganaría el que te enamoré en un mes."

"¿Quieres jugar videojuegos como en los viejos tiempos? Por cierto, los chicos y yo hicimos una apuesta a ver de quien te enamoras primero."

Kim suspiro profundo y sacudió la cabeza.

No podía decirle la verdad, ¿qué haría si ella llora o lo odia?

Intentar ser el bueno pero a precio de ser odiado, era muy difícil.

Quizás podía escribir una carta por una computadora, hacerla imprimir y dejarla en el pupitre de Marinette, diciendo todo lo que pasó....

Está bien, éso si que sería útil pero sería muy cobarde no poder hacerle frente y decírselo cara a cara.

-¿Kim?

Los pensamientos del chico fueron interrumpidos para ver a Marinette, la cual estaba delante de él con una cubeta de... ¿harina?

-¿Necesitas algo? Estás espantado a los clientes ya que llevas un buen rato, sin hacer nada más que cambiar de expresiones faciales cada rato. Si no es nada mejor vete por que mi mamá me mando a tirarte con está cubeta de haría para que te marches. - explicó mientras Kim entrecerraba los ojos.

La madre de Marinette siempre era tan comprensible cuando un chico de la edad de su hija se acercaba a la panadería.

-No es nada chaparrita, sólo...

Su pecho se oprimia al ver como ella lo miraba fijamente, preocupada.

¿Por qué se lo hacía tan difícil decirle la verdad?

Con valor que ni el sabía de donde sacó, abrazo a la ahora sorprendida chica y cerró los ojos antes de gritar con todas sus fuerzas.

-¡Maldición, ya no me puedo mentir más! ¡Me gustas desde siempre!

Las miradas de todos lo que pasaban se hacían presente, su rostro ardiendo como nunca antes era inevitable y el mayor dolor que podía sentir, se hizo presente.

Marinette correspondió al abrazo pero no correspondiendo a sus emociones, más bien era de consuelo antes de decir:

-Lo siento Kim.

Palabras de rechazo y palabras que hicieron reaccionar al deportista.

Ahora que estaba herido e hizo el ridículo, podía hablar sin miedo.

Antes que diga algo, la chica se adelantó y le susurro al oído. 

-No puedo aceptar tus sentimientos por que sé que estás mintiendo, se que me están usando en su juego.



Continuará...
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¡Hola!

Van 9 capítulos y quedan... ¿quién sabe?

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

Un mes para enamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora