Él simplemente se rio algo nervioso y bajo la mirada hacia su comida. Fue así como el resto del desayuno se desarrolló en completo silencio y con alguna que otra mirada entre Héctor y Magdalena. Una parte de mí los admiraba, y a otra le daba cierto asco… ¿Cómo era posible que con todo lo que estaba ocurriendo ellos se preocuparan del amor? Hace un mes que nos tenían aquí como una especie de prisiones; nos habían raptado y nos habían dicho que nos habían salvado la vida. Creo que todos creyeron esa teoría, pero hay algo en ella que no me convence.
Una vez que todos terminamos nos levantamos y fuimos a dejar las bandejas a nuestra repisa correspondiente, la cual estaba al lado de la puerta. Fui la última en poner mi bandeja, así que ya todos habían salido de comedor. De repente sentí un choque por la espalda; un cuerpo chocando contra mí. Me voltee rápidamente aun con la bandeja entre las manos y noté que era Gustavo.
-Lo siento… no fui mi intención- Sus palabras sonaron sinceras, así que le sonreí un poco y asentí.
-No te preocupes, no hay problema- Me voltee nuevamente y deje mi bandeja sobre la repisa para luego salir del comedor.
Si aquí había un alumno estrella ese era Gustavo, y es que él se destacaba prácticamente en todas las áreas, pero en especial la suya; la fuerza. Era el alumno preferido, pero hasta el momento no se había dejado llevar por el ego. Medía dos cabezas más que yo, aunque bueno, la verdad es que casi todos eran más altos que yo. Antes consideraba que con mi 1 metro 64 entraba en el rango de personas altas, o medianas, pero aquí casi todos median sobre 1 metro 70. Su cuerpo estaba totalmente marcado, una vez, por casualidad lo había visto sin camisa y noté todo su trabajado abdomen. Sus brazos, al igual que todo su cuerpo eran fuertes, y a la vez ágiles. Pero lo que más me llamaba la atención de él eran sus ojos… sus ojos azules como el agua y con algunas pequeñas marcas negras por el alrededor del iris. Era como si alguien hubiese dibujado dos hermosos ojos azules y luego hubieran saltado pequeñas pintitas negras sobre él. Sus facciones eran duras, pero a la vez hermosas. Sus labios grandes, y su nariz terminada en un ángulo casi perfecto. Su cabello era negro, al igual que el mío, un negro tan intenso que algunas veces se veía azul. Pero, a diferencia de mí su piel era blanca, casi como la nieve. Nunca había tenido una conversación real con él, y dudaba que algún día la tuviéramos, ya que no estábamos dentro del mismo círculo de amistades.
Al salir del comedor noté que ninguno de mis acompañantes de desayuno estaba. Me encogí de hombros y suspire. De seguro Magdalena y Héctor habían ido a caminar, y Antonio… bueno, él no me interesaba en donde estaba. Mire mi reloj; aún quedaban dos horas para que comenzaran nuestras clases de entrenamiento. Después de unos segundos decidí ir a la biblioteca. Camine a paso rápido hacia el ascensor y una vez que llegue marque el piso 7. Sabía exactamente con quien me encontraría en la biblioteca… la única persona, además de mí, que prefería leer los libros en físico en vez de leer por computador. Camilo, el otro analítico de mi grado. Hasta lo que tenía entendido solo eran dos analíticos por curso, le seguían los tres de científico y de tecnológicos, y finalmente los que más tenían miembros eran fuerza, velocidad y agilidad; cuatro personas cada uno. En total éramos veinte.
Uno pensaría que la biblioteca de este lugar debería ser inmensa, pero no era así. Era una sala rectangular con cinco estantes llenos de libros… una suma bastante buena, pero que no se adecuaba a lo exuberante de las otras áreas, como la gran cantidad de computadores o los variados elementos para nuestro entrenamiento. Lo que más me gustaba de la biblioteca era que sus paredes eran de color amarillo, y por fin no veía solo blanco a mí alrededor. Me dirigí hasta la segunda secciones de estantes y tomé un libro cualquiera. Desde que había llegado aquí no podía leer… era como si me desconcentrara y siempre terminara pensando en que rayos hacía en este lugar. Pero aun así, venia todos los días a la biblioteca y sacaba un libro, haciendo como que leía.