Idiota encantador

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Ibas a matar a Carl. Tu mente ideaba diferentes formas de torturarlo mientras trabajabas la tierra bajo el fuerte rayo del sol. Recientemente habían comenzado a cultivar en algunos de los terrenos de Alexandria. Maggie era quien se encargaba de aquel proyecto, y tú solías ayudarla. Ustedes eran prácticamente las únicas dos personas que tenían un mínimo conocimiento sobre agricultura. Maggie había crecido en una granja y tú habías aprendido observando a Hershel trabajar en la prisión.

Cultivar no era ni de cerca tu tarea favorita, pero Maggie era como de tu familia, algo así como una hermana mayor, así que no te molestaba ayudarla. Además Alexandria lo necesitaba y, siendo honesta, no tenías nada mejor que hacer. Deanna no solía darte muchas tareas, principalmente por tu corta edad, y Rick parecía estar de acuerdo. Quería que tanto tú como su hijo aprovecharan la paz y tranquilidad de Alexandria para tener una adolescencia medianamente normal.

Maggie te había avisado que hoy tendría que cubrir un puesto de vigilancia por lo que no podría ayudarte con el cultivo de los tomates. En su lugar, le había pedido a Carl que la reemplazara. Habían acordado encontrarse hacía una hora y él seguía sin aparecer, así que comenzaste a trabajar sola mientras lo maldecías de mil maneras diferentes.

Ustedes dos tenían una relación algo rara, del tipo amor-odio. Ambos estaban acostumbrados a pasar casi todo el tiempo juntos. Debido a que tenían la misma edad, siempre solían asignarles las mismas tareas por lo que habían aprendido a trabajar juntos. A veces hasta hacían un buen equipo. Pero a la misma vez, no podían evitar pasar dos minutos juntos sin pelearse. Tenían personalidades demasiado fuertes, demasiado parecidas, como para poder establecer un vínculo armonioso.

Resultaba extenuante, pero a la misma vez divertido. Adoraban molestarse y volverse locos el uno al otro, incluso cuando las cosas se salían un poco de control. A esta altura era ya como un juego en el cual quien lograba sacar de sus casillas al otro primero ganaba. Era extraño y la mayor parte de las personas no lograba entender si eran amigos o enemigos, pero a ustedes no les importaba. Su relación funcionaba bastante bien de aquel modo por lo que ninguno de los dos parecía querer modificarla.

—Maldito Grimes, se cree que puede abandonarme y dejarme trabajando sola. Ya verá, voy a vengarme por esto —murmurabas molesta para ti misma mientras trabajabas la tierra de mala gana.

Entonces el sonido de risas familiares captó tu atención. Al levantar la vista divisaste a Carl caminando a tan solo un par de metros de distancia. Estaba tomado de la mano de Enid y ambos reían de algo que ella había dicho. Parecían estar pasando un momento muy agradable.

Tu interior se retorció de celos y enojo. Mientras tú te encargabas de la tarea que se suponía ambos debían realizar, Carl estaba paseando por Alexandria bromeando junto a Enid. Apretaste los puños en un intento de contener tu rabia mientras veías como Carl se despedía de ella y se acercaba a ti lentamente.

—Mira quien finalmente decidió aparecer —dijiste sarcástica mientras te cruzabas de brazos y lo mirabas molesta.

—Oh, vamos, no me retrase tanto tiempo —te contestó poniendo los ojos en blanco.

—¡Debías estar aquí hace dos horas!

Carl abrió los ojos en una expresión de sorpresa. No se había dado cuenta de lo rápido que había pasado el tiempo. Se disculpó rápidamente contigo por haberte dejado trabajando sola y te preguntó en qué necesitabas ayuda. Pero tu ya no tenias ganas de estar cerca de él, estabas enfadada y algo celosa. Sabias que no eran nada, pero no podías evitar que el hecho de que se hubiera retrasado por estar con Enid te molestara.

—Nada —le contestaste—. Ya hice lo más importante. Puedes ir a pasear con tu noviecita o lo que sea que ustedes hagan.

—No te pongas difícil, (t/n). Estoy aquí, quiero ayudar.

TWD: Carl Grimes One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora