Capítulo Uno. "Desición definitiva".

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¡Hola!, un gusto en conocerlos, me llamo Míalind, les contaré mis historias de la adolescencia, espero que les emocionen, tanto cómo a mí el contarlas y recordarlas. Mi mejor amiga Gabriela... No esperaba que fuera ella la verdad mi amistad álmica, y tampoco que fuéramos muy "parecidas", bueno, empezaré al principio cuando empecé la prepa...

— Pero qué rayos, ¡¡Qué es esto?!... Oh no... —. De repente no aguanté más y vomíto mi desayuno...

Entró mi hermano a mi habitación ya que estaba la puerta abierta y escuchó el ruido de mí vomitando, y me vió toda empapada de vómito gris blancuzco...

— Pero que... ¡Qué estás haciendo con ese preciado regalo!... ¡Tonta devuélvemelo!...  ^Me arrebató aquél cuadro con un dibujo...^ *Sonidos de asqueo*, ¡idiota!, lo has empapado de vómito... ¡Menos mal que estaba protegido con el marco hecho a mano de arcilla!... ¡Retardada!... *Sonido de molestia*. —. Y se vá de mi habitación inmediatamente dicho eso...

Yo me quedé impactada de lo que había visto, y temblé peor que un cordero en la nieve...

— Eso, fué... Feo... —. Dije con tono seco y dramático.

Cerré con seguro la puerta de mi cuarto, jalé las cortinas, y me cambié de ropa, me disponía a lavar mi preciada (recordé lo que dijo mi hermano) y me dieron náuseas de nuevo, tapándome la boca conteniendo el vómito, evitando a toda costa manchar mi ropa... Me lo tragué...

Ya que no me baño, más que una vez al día, sólo me cambié, así pues me fuí a la lavandería, ya que quería airearme.

— Mamá, voy a salir, ahora vuelvo... —. Le dije a mi madre gritándole un poco.

Cómo quería evitar a toda costa a mi hermano, salí corriendo, qué bien que estaba en su cuarto.

Ya en la calle, caminando, con la bolsa de plástico dónde se encontraba mi ropa... Evitando recordar, aquél incidente... Tarareaba una canción que yo escribí en mis momentos de soledad y melancolía para alegrarme... Soy de sentir frío sin razón, por ello mi estilo de vestimenta.

De la nada recordé algo triste de mi infancia...

Mi amigo... Mi mejor amigo, Cristiano, que le llamaba de cariño Crist... Desapareció de mi vida, de vez en vez me manda cartas, ya que dónde vive (la Antártida), no hay casi servicio de Internet... En serio me dolió su partida... Nos conocíamos desde bebés, y se fué cuando yo apenas tenía once años... ¡Qué triste!... *Me siento triste y sola*.

De la nada ví a una chica al otro lado, en la otra escarpa... Una chica muy extraña, con ¿capa?... Y vestido ornamental algo lúgubre...

— No sé, pero me gustan los animes de magia. ¿Será que ella hizo cosplay de algún anime?, *Sonido pensativo* no, no lo creo... Nunca ví algún anime así... Ninguno de los personajes que he visto, (y eso que veo mucho anime de magia), tienen esos mismos atuendos... —.

De eso pasó un chico y se me quedó viendo extrañado del porqué hablaba sola... Yo aparté la vista... Y me avergonzó mucho que me tomara a loca...

“Rayos, ese chico lo conozco era de mi escuela... Era muy popular... Y sigue siendo igual de guapo... Pero, ¡no soy de hablar de chicos!. Qué vergüenza... *Me siento avergonzada y humillada* ”. Pensé impactada.

Cuándo el chico se fué, sin nada de interés en saludarme.

Ví otra vez en la dirección en dónde se encontraba aquélla chica, y no la ví por ningún lado...

Voltéo a todas direcciones y no la ví de nuevo...“¿Qué raro?” pensé... “¿Será que entró en algún establecimiento?, pues eso es imposible, ya que abren a las ocho a.m y son las 7 a.m... ”.

Pensaba extrañada, en cuánto choqué con un poste en la frente...

— ¡Ahhh!, auch... —. Grité algo adolorida mientras me sobaba la frente.

— Deberías tener cuidado por dónde caminas. —. Dijo una voz femenina a lado mío.

Yo viré de inmediato, y grande fué mi sorpresa al notar a la misma chica que desapareció... Y que tenía una capa, que andaba por la escarpa del otro lado de la calle.

Ella ahora estaba enfrente mío viéndome con seriedad y serenamente, de cara no muy amistosa...

— ¿Eh?... Tú... ¡Tú!... ¿¡No estabas al otro lado de la calle?!... —. Dije señalando por dónde estaba... Casi tartamudeando.

— *Sonido pensativo*... Tal vez, sí. Tal vez no. ¿Porqué el interés?. —. Me dijo con serena seriedad y fatiga... Aunque no la ví cansada.

— ¿Qué?... ... ... —. No supe qué decir. Estaba muy extrañada por lo acontecido...

— Bueno. Sentí una vibra que criticaba mi preciosa capa. —. Dijo muy honesta y molesta.

No lo pude evitar... Tapo de inmediato mi boca... Para no vomitar, es que esa palabra "preciosa" me recordó a... Ese incidente...

— Lo siento, tengo que irme... —. Dije, en cuánto tragué mi vómito... Corriendo, no sé sí por miedo... Oh por evitar vomitarle... Tal vez las dos cosas...

Ella se me quedó viendo muy seria y calmada a lo lejos algo contrariada... O al menos eso ví cuando ví por atrás... Ya no quise ver de nuevo...

Corrí y corrí, hasta llegar a la lavandería.

Esta lavandería es de 24 hr, así que no hay ningún problema en lavar la ropa aquí, entré, busqué una lavadora disponible, puse el dinero solicitado era poco para mi conjunto de ropa, y me puse a ver el espectáculo en el cristal de la lavadora.

Quise olvidar a aquélla chica... Que me pareció muy... Siniestra y sincera... Algo asocial, eso no me molestaba ya que yo también soy así, pero su aura era muy misteriosa.

La chica hechicera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora