Capítulo Tres: "Aquélla "cita" improvisada".

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Después de aceptar una "cita" (O eso me parecía...) con ese chico guapo y calmado. Tal parece el hermano mayor de aquélla chica misteriosa.

Caminaba por la calle amanesciente con ese chico muy relajado y guapo (lo siento soy muy repetitiva y expresiva...) ...

Lo empecé a observar más detenidamente, ya que él no veía tanto dónde yo estaba... Aproveché en analizarlo...

Su apariencia era relajada, pero... Algo gótica. Parecía que le gustaba algo el rock y el metal ruidoso.

Su cabello, que parecía teñido de blanco, le daba una apariencia de "albino apuesto".

Sus ojos de color azul obscuro... Y naríz muy estética. Lo hacían aún más encantador...

Y caminaba tan natural... Pero al mismo tiempo cómo un modelo profesional...

Él veía el cielo amaneciendo...

Se veía tan místico.

Él y el cielo.

De repente, él me observa y me sonríe.

— Sabes... Me recuerdas a alguien especial... Alguien que apreciaba mucho... —. Dice melancólicamente.

Yo lo observo con algo de extrañeza, ¿Quién habrá sido para él esa chica que extraña?... O no sé, tal vez sea un chico, no sé... Casi me vómito... Por alguna extraña razón...

Qué bien que no me vió tragar mi vómito.

Llegamos a dónde el había dicho.

Un establecimiento de comida rápida, pero casera, o al menos eso ví en el estilo y ambientación.

Entramos, nos sentamos en una mesa, vimos el menú.

Él ordenó un té de hierbas.

Y yo un té de anís y miel.

Pedimos también galletas.

Yo me sentí muy nerviosa... ¡Parecía en algo a una cita romántica!...

Qué nervios... Mientras esperábamos los tés, me pareció una eternidad.

Él me veía ocasionalmente, le gustaba ver el cielo y el amanecer.

— Y... ¿Te gustan mucho los tés de hierbas?.—-. Vaya pregunta... Muy típica pregunta le pregunté (me reprocho)...

— Bueno, sí, mucho. Mis padres nos acostumbraron a mí y a mis hermanos a tomar mucho té. —. Dijo calmado y cordial.

— Ah... Bueno. —. Y no supe que más comentar...

Él se quedó observando me...

Yo traté de disimular mi nerviosismo pero no pude...

Luego él dijo:

— Te, ¿gustan a tí mucho los tés?. —. Me pregunta muy relajadamente... Me encanta su voz. Me tranquiliza mucho aquél sonido.

— Bueno, el té sí... Pero algunos son no muy buenos... Bueno al menos para mí. —. Dije con timidez.

Cuando traen lo que ordenamos, yo me apresuro en tomar mi té, pero me quemo la lengua.

— Ten cuidado, está caliente. ¿Estás bien?.  —. Me dice con delicadeza.

Yo me trato de sobar la lengua con aire... Y después espero que se enfríe un poco el té.

— Sí, estoy bien, esperaré que se entibie un poco... —. Dije algo avergonzada.

Él parece todo un aristócrata con la manera que agarra su té.

La chica hechicera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora