Capitulo 4: BIENVENIDOS!

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La luz del sol golpeaba su rostro obligándola a moverse esconderse bajo sus cobijas para evitarla.

¡Momento!

Cobijas...Cama ..Sol...

—¡Me quedé dormida!—

Se sentó de golpe y miro el reloj 12:48 pm

—¡Saiko ahora sí me mata! —

Exclamó y se dejó caer hacia su cama de nuevo puesto no importaba cuánto corriera, la hora de entrada a su colegio había Sido hace mucho y gracias a que casi no dormía en casa, probablemente su mamá no vino a intentar despertarla, decidió dormir de nuevo  puesto ya que iba a morir en manos de su amiga, lo mejor sería morir descansada y sin arrepentimientos.

O al menos así lo planeaba hasta que su tripa comenzó a chillar.

Este sería un largo día...

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—Estaba dormida en su habitación como si nada— repitió Sailor Uranus deshaciendo su transformación la parte trasera del templo Hikawa.

—¿Creen que recuerde algo de lo sucedido cuando despierte?— preguntó Júpiter también dando paso a su apariencia como civil.

—No lo veo muy probable, quizás para ella sea un sueño— dedujo Amy.

—Esos extraños cumplieron su palabra— recordó la pequeña Hotaru sentándose en un escalón.

—Sin embargo eso no los hace personas de confianza— remarcó Haruka.

—Pero— la atención de todos se centro en la más joven— ellos la salvaron cuando no podíamos— ¿Por qué de la nada sentía la necesidad de intervenir en favor de aquellos extraños.

—Hotaru— comenzó Michiru— eso bien pudo haber Sido un engaño para que confiemos en ellos y luego dañar a nuestra princesa, no debes de confiar en los demás tan sencillo— regaño la mayor.

Si Hotaru tenía más argumentos ante eso, como el hecho de que Salvar a su princesa no era algo sencillo, y que habían cumplido lo prometido, simplemente no dijo nada y asintió suavemente.

Observó a todos hablar y planear cosas entre ellos, paso un largo rato hasta que cada quien se fue a su hogar.

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Decidió salir y hacer las compras para la casa de Saiko, así tal vez la pelinegra no la mate...del todo(?)

—Ofrezco estos pastelillos como ofrenda de paz por quedarme dormida y dejarte exponer sola—Medito unos segundos las posibilidades de éxito de este plan— no eso es un soborno demasiado obvio— era como la centésima disculpa que practicaba frente a un poste de luz —Saiko, ten estos pastelillos y no me mates, soy joven!— elevó la voz ganándose varias miradas.

—pobre ¿Estará loca?/ Alguien que le diga que el poste no responderá/ pobre chica lleva ahi casi una hora/ ¿Alguien la conoce? / ¿Llamamos a un hospital?—

Y Serena quiso que la tierra se abriera y se la tragara justo ahora.

Sonrió de manera nerviosa y realizar una retirada estratégica (la cual no era ir a meterse al negoció de Andrew y jugar videojuegos hasta que todos los que la miraban se fueran, por supuesto que no).

—Vaya que eres rara— dijo una voz levemente familiar a sus espaldas.

— Bombón, no tenía ni idea  de que te gustaba hablarle a los postes— el corazón de la princesa de la Luna dio un salto enorme.

—Tal vez son cosas de la tierra aunque jamás leí sobre esto— ¿Taiky?

Se dió la vuelta encarando a los dueños de las tres voces y soltando los pastelillos de golpe.

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