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Aurora-Murder Song.

El agua era fría, maldición, como ardía mi piel. Toda la helades me quemaba, mi piel era roja por tan congelada agua. Mis piernas estaban entumecidas, no querían responder.

¡Por un demonio!

-¡BASTA! POR FAVOR.- suplicaba.

Una hora, una hora que el maldito de Alek, echaba a chorros agua en mi cuerpo, desnuda ante él. Me sentía miserable, una basura. Tal vez aquí muera de pulmonía.

-¡Ay preciosa! Eso no dijiste antes.-

Miserable, mil veces miserable. El frío era insoportable. ¿En qué momento? En  que maldito momento tuvo que pasar todo esto. Solo deseaba que la tortura terminará no resistiría. No más. Esto era algún tipo de maldad que no conocía pero al parecer Alek disfrutaba.

-Mírate, indefensa, como una perra abandonada. David nunca te va a encontrar nena.- acaricio mi mejilla.

Su mirada era de morbo, lujuria que me estremecía. Porque conocía perfectamente lo que él quería. Es de esas miradas que yo ya he visto, y terminan mal. Me reprimía ante decir algo para cabrearlo y que fuese motivo suficiente para que me hiciera más daño. Alguna vez, deje de ser fuerte. Pero hasta ahora ya estaba cansada.

No quería seguir luchando. Deseaba morir, a que él me siguiera torturando.

-Ya que estamos aquí, te contaré algunos secretos, preciosa.- puso una manta sobre mi desnudo y débil cuerpo.

Dolía como los mil demonios el contacto de la manta. Mi piel esta sensible, y dolía. No quería escuchar, o él hablará.

-Los mafiosos rusos, son lo peor que os vais a encontrar en este puto planeta, joder. Somos la mafia más temida.- se relajó.

Le temía, me daba miedo estar con él. No supe en que momento, ambos estábamos dentro del cuarto. El tiempo se me iba, no me venían las horas o los malditos minutos. Solo quedaba escucharlo, por decir cualquier estupidez. Yo solo deseaba dormir, tener un sueño profundo. ¡Descansar, joder!

-Tu querido Hoffman nunca murió, todo fue una dramática trampa de la puta de Kathia. ¿Podemos verlo?- no respondí.

Tal vez mentía, tomo mi brazo y salimos del cuarto, dando un recorrido por un túnel, sumamente oscuro, donde por más que gritase, nadie sería capaz de escucharte.

-¡¡Mientes!!- grite.

Él se soltó de mi para abrir una puerta con mucha luz, la suficiente para alumbrar todo el cuarto.

Y era cierto.

-Mira por ti misma.-

Se dejó ver un flácido cuerpo, tal y como fue en mis sueños. Su piel un poco pálida. No tenía color, la barba creciente, de los meses que han pasado por él. Se encuentra sobre una cama, el cuarto parece limpio algo descuidado, pero en condiciones perfectas.

-¡Dios mío!- es lo único que sale de mi boca. Quiero llorar, hacer miles de cosas al mismo tiempo.

Es él, realmente es Joseph y está vivo. Siento un vacío enorme, algo aquí aun no cuadra perfectamente, es algo irracional. Como si esto fuese un maldito sueño y mi mente me esta jugando una mala jugada.

-Adelante, es real.- ahora la voz de Alek es tranquila.

Avanzo con algo de miedo. Sigo sin poder creer lo que está frente a mis ojos.

El Pago de la Mafia Italiana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora