40

6.3K 440 30
                                    

-¡Al fin tenemos un tiempo a solas!- me habla David, mientras yo me adentro a la ducha.

-Después de mucho, si.- respondo.

Después de algún tiempo, podríamos disfrutar un tiempo a solas, estar con él en la ducha, en el jacuzzi es algo reconfortante. La tranquilidad que siento cuando estoy con él, no la puedo comparar con nada, mi seguridad misma me calmaba y mis instintos pedían paz. Paz que recibía.

-Venga te daré un masaje pequeña.-

Me pongo de espaldas, para que él pueda acomodarse detrás de mí.

Sus manos mojadas erizan un poco mi piel, el agua esta fría. Poco a poco se vuelven cálidas, y eso me encanta. Siento como mis hombros están tensos.

-¡Relájate cariño!- me pide.

Relajo mis umbrales, respiro hondo y cierro mis ojos. Solo siento como las piernas de David tocan parte de mi espalda. Y sus manos suben y bajan por mi espalda. Haciendo círculos por toda ella.

-Estas muy tensa mi amor.- suspiro.

-Tranquilo todo está muy bien.- respondo.

Sigue dando pequeños masajes con sus manos.

Ahora ha depositado un pequeño beso en mi cuello. Sus dedos me tocan ahora como si fuese un piano, como pequeñas notas musicales. Mi cuerpo ha comenzado a calentarse, añorando de nuevo ser suya. Hace mucho tiempo que no lo soy.

-¡Hazme tuya!- pido

-Siempre haz sido mía, eso te lo aseguro.- su voz ahora suena ronca.- No abras los ojos.- pide de nuevo.

Solo voy a estar a la espera.

Cuando siento su mano tocando mi seno, tocando mi pezón, moviéndolo en forma circular, y al mismo tiempo tomándolo todo. Como lo estimula, bajo que perfección lo hace.

-Eres tan hermosa, cuando me pides que te haga mía.- solo le escucho decir.

Mi mano avanza hasta su cabello, para jalar de él, mientras doy un pequeño jadeo.

-No te desesperes pequeña, que hay mucho tiempo.- besa mi cuello.

Si había algo que me encantaba de David era la forma en la que él podía elevar mi éxtasis de manera fugaz en uno, dos por tres, y su manera de encender mis demonios era única. Era el mismo demonio que ha descendido de los infiernos para llegar a mi.

-Solo, solo quiero disfrutar del momento mi amor.- llevo todo mi cuerpo a él en un giro.

Sus ojos azules están dilatados.

-Tus ojos me encantan porque no niegan el placer que sienten por mí, no niegan su deseo de mi cuerpo.- le digo.

Muerdo mi labio inferior para provocarlo.

-Y tu cuerpo tampoco niega el placer que siente cuando te toco, tus piernas temblorosas no sé resisten a mis caricias...-

Le planto un beso vivaz y dulce. Un beso que lo dice todo, que lo provoca. Sus labios carnosos danzan juntos a los míos. Creo que están hechos el uno para el otro porque son perfectos juntos, y un beso lo puede decir todo.

-Vayamos a la cama, preciosa.- me saca de la ducha. Ambos salimos cubiertos, él seguido detrás de mí.

Las luces han sido apagadas, no sé en que momento pasó.

David las enciende por mi cuando yo me siento en una esquina de la cama.

-¡¡¡SORPRESA MAMMA!!!- salto de la cama al escuchar eso.

El Pago de la Mafia Italiana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora