Lunes azul

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Zapatos cómodos, ropa interior, toalla de seco rápido, pantalones, más camisas que cualquier otra cosa, un abrigo, dos o tres suéteres, sandalias, mi polaroid, una  libreta para apuntar ideas, utensilios de aseo, termo de agua y por ultimo y más importante: mi ukelele. Son solo cosas esenciales en mis viajes de mochila, junto con: ganas, inspiración, tranquilidad y algún amigo que quiera tener una aventura conmigo. 

Lo hemos planeado durante un mes, mi mejor amigo Charlie y yo hemos decidido visitar Polonia en verano, vamos a  escalar algunas montañas que terminan en pueblos increíbles, ya he ido, hace un par de años, con mi hermana, pero sufrimos del invierno mas grande de nuestras vidas, en este viaje queremos una nueva experiencia. 

Es temporada de descanso, al finalizar estas vacaciones retomo el final de mi carrera y empiezo a darle un nuevo rumbo a mi vida, ya no más academia por un largo tiempo. Empezó el viaje, nos turnamos para manejar la furgoneta, en mi turno de copiloto canto e invento alguna canción para que Charlie se ria y no se de cuenta que él ha manejado más horas que yo. Nos detenemos en el primer pueblo por combustible y es entonces donde mi vida se parte en dos. ¿Casualidad? ¿Destino? Estas son solo palabras que utilizamos para culpar al universo y no a nosotros mismo de lo que se cruzo por nuestro camino, por mi parte, sé que tengo toda la culpa. 

Entro al supermercado de la gasolinera, compro algunas cosas que necesitaremos para el camino y antes de ir a pagar, justo en la nevera que tiene mi refresco favorito, veo a una chica, pelo ondulado de color rojo, saco grande, pantalones ajustados, tenis, tiene unos aretes de forma de girasol, me quiero acercar a saludarla pero me pierdo en mis pensamientos y se va, antes de que pueda parpadear, desaparece del lugar. 

Ya llevamos varios días caminando, acampando o quedándonos en hostales, encontrando gente, compartiendo comida, bañándonos en ríos, todo esto para llegar a los pueblos que se encuentran detrás de los montes de Varsovia. Muchos extranjeros hacen este mismo recorrido para conocer la naturaleza  en manos de un  guía y durmiendo en mejores condiciones, nosotros vamos solos, con un mapa que nos reglaron a la entrada, con el cielo lleno de estrellas en la noche y con los mejores amaneceres de esta ciudad.  

Siento que ha pasado un mes, pero en tan solo una semana y media hemos llegado al primer lugar donde nos quedaremos por más tiempo, llegamos a una casa rustica en la que se quedan los viajeros a mitad del camino, es grande, la he recorrido y me he encontrado un un balcón en la parte de arriba donde puedo observar una increíble vista, estaba solo, así que salí, cogí mi instrumento y cante una canción que tenia en la cabeza desde que vi a la chica del pelo rojo.  Un acorde por aquí, otro por allá, nada concreto, además de la letra que venia pensando durante todo este viaje...

-Hola, ¿Me puedo sentar a tu lado? - volteo a mi derecha y la veo, es ella, tiene ojos claros como la miel, un par de pecas en sus pómulos y pestañas grandes que no pude dejar de mirar, parece un sueño verla de nuevo. 

-Hola, soy David, perdona por el ruido-

-Me gusta ver las montañas y escuchar como el viento nos dice que salgamos a correr detrás de el. Tranquilo, el sonido que interpretas también es digno de ser escuchado por la naturaleza- 

Me flecho, pensé, cada palabra y cada letra que salían de su boca pasaban por todo mi cuerpo y rosaban cada fibra de mi ser, sintiendo que mi sonido no le incomodaba, algo que no había pasado hasta ahora porque mi música no se la había mostrado a nadie. Se sentó a mi lado, me pidió que siguiera tocando, mi voz al principio temblaba y termino convirtiéndose en mi primer concierto.

Una lagrima cayó por mi rostro al volver a la realidad en la que estaba sumergido, guardando en una caja todos los papeles que había en mi tablero de corcho, desde un boleto a un concierto hasta el 'ticket' para reclamar una cerveza en un bar, cada hoja traía un recuerdo consigo, como aquella foto, de aquel viaje, cuando creía en la posibilidad de lo eterno. 

Cada año recopilo estas cosas para que al empezar con la realidad de cada enero, tenga inspiración a crear momentos nuevos, pero hoy no inspiraba a ello, no llueve, no hay sol, no hay nubes, el cielo esta tan claro y tan azul que parece falaz está realidad. Solo hay que salir para sentirse ahogado, triste y vacío, es el clima, es la ciudad que hoy anda más lento, es el todo que se encuentra en una monotonía que parece infinita.

AmarrillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora