4. Jugando al escondite (#2)

21 9 2
                                    

Pasé una calle, dos calles, tres calles, cuatro calles, cinco calles, seis calles, siete calles, ocho calles... Bueno, muchas calles.

Giré a la izquierda, a la derecha, pasé por cruces de cebra, esperé que los semáforos se pusieran en verde, y hasta me subí en un columpio para ver si te veía desde arriba... Pero no te encontré.

Oh, Amapola, eres más rápida que las gacelas.

Ay, las gacelas, qué bonitas son. Tenéis hasta los mismos ojos, negros y grandes.

Después de tanto correr me paré en seco, estaba desubicado. Me sentía como Thomas en el laberinto.

Tristemente tuve que poner rumbo a mi casa, ya era tarde.

Volveremos a vernos, te lo prometo, sentencié.

Hoy y siempre,

Tu Brayan.


Mi vida enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora