PROLOGO.
Su culo se movía con cada paso que daba. Su escote irrelevante daba una invitación a probar sus pezones, sus tetas eran perfectas. Estaba seguro de que cabían entre mis manos a la perfección.
Desajuste la corbata porque el calor del mes del de Julio estaba calando, estaba en mi oficina, rogando porque alguien viniera a arreglar el maldito aire acondicionada. Por lo pronto le daría una calurosa visita a mi jefa.
Tenía ganas de meter mi polla en sus pliegues y sentir sus carnes apretándome. Quería que sus uñas se clavaran en mi espalda y sus labios se presionaran contra los míos para ahogar los gemidos. ¡Infiernos! Quería darle duro contra cualquier cosa que pudiera sostenernos.
Pero corría el riesgo de perder el empleo.
¿Que mas daba?
Iba a follarme a la jefa.
Estaba decidido.