Parte dos

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- Espera Justin. - me aparto respirando pesadamente.

La mire a los ojos y ella sonrió. Estaba demasiado caliente como para esperar, ¿que quería ahora?. Solo quería entrar en ella y aliviar ese dolor placentero que rodeaba mi polla.

- ¿Qué pasa? - pregunte.

- La puerta. La puerta está abierta y puede entrar cualquiera.- me dijo.

Yo asentí y fui a cerrar la puerta con seguro. Casi doy vuelta en dirección a ella cuando sentí sus brazos rodearme y su cuerpo pegado a mi espalda desnuda. Sus manos contra mi pecho hizo que mi corazón se acelerara, se sentía deliciosamente bien.

Me giré y la acorralé contra la puerta. Sin permitirle hablar me abalancé sobre sus labios, cuando mi boca chocó con la suya y su lengua se enredó a la mía, oí un gemido sordo. Por un momento había olvidado todo. Solo estábamos ella y yo, en una habitación donde muchas cosas podrían pasar.

Me susurró un sensual siéntate. Indicándome la silla frente al escritorio. Eso fue lo que hice. Ella se paró frente a mí y comenzó a desabotonar uno a uno los botones de su blusa. Ésta cayó al suelo y dejó al descubierto su sostén donde sus perfectas tetas se remarcaban. Su piel dorada en combinación con esos pechos, me provocó un dolor aun más punzante en mi polla.

La miré a los ojos mientras bajaba la cremallera de su falda y la misma caía alrededor de sus pies descalzos. Un tanga crema, a juego con su sostén y un cuerpo infartarte. Infiernos. Se acercó a mí y tomó mis manos haciendo que me levantase.

Una de mis manos se coló por detrás de su espalda para desabrochar la hebilla del sostén que dejó sus senos descubiertos y sus pezones erectos. Le sonreí elevando una de mis cejas poniendo mi mejor cara de pervertido y lentamente corrí mi mano desde atrás de su espalda para acunar uno de sus pechos y apretarlo.

 

- Eres perfecta _____.-susurré contra su oído.

 

Pasé mi lengua por su cuello y regué besos hasta llegar a sus senos. Metí uno de sus pezones en mi boca y lo succioné. Sus manos se enredaron en mis cabellos acercándome más hacia ella. Le mordí y pasé a hacer lo mismo con el otro.

 

- ¿Te gusta que te joda así?-pregunté.

 

Ella gimió en respuesta cuando comencé a besar su vientre y llegar hasta sus pequeñas bragas, arrancándolas de un tirón. Me arrodillé frente a ella, teniendo su sexo frente a mí. Metí mi mano entre sus piernas. Estaba tan húmeda. Froté su clítoris y ella gimió e hizo dos pasos hacia atrás.

 

- Ven aquí.-la tomé por la cintura e hice que se recostara en el suelo.

 

Infiernos. Estaba por follarme a mi jefa, iba a darme un revolcón con ella en el suelo de su oficina. Y ella lo estaba permitiendo. Mirándola a los ojos me di cuenta de que ella quería, ella quería que la jodiera hasta el cansancio.

Sin previo aviso abrí sus piernas. Su sexo suave y recién depilado. Exactamente como me gusta. Un ronroneo salió desde mi pecho y un segundo después mi lengua comenzaba a frotar su clítoris. Comenzaba a comerle el coño. Era dulce como la miel, y el sonido de sus pequeños gemidos me hacían vibrar a mi también. Esta mujer derramaba belleza y perfección por cada uno de sus poros.

 

- ¿Te gusta que te coma el coño?-pregunté.

 

Me aparté de su coño y sin dejar de mojarla más y más, introduje dos de mis dedos, de golpe en su raja. Atrapé sus labios antes de que ella pudiera gemir. Sus paredes se aferraron a mis dedos, me imaginaba mi polla metiéndose en su coño estirándolo y friccionándose contra mí.

 

- Quiero que me folles de una vez Justin.-murmuró contra mis labios.

- ¿Cómo lo quieres? ¿Así?-moví mis dedos en movimientos duros y secos, haciéndola retorcerse bajo mi cuerpo-... o ¿así?-saqué de repente mis dedos y los introduje lentamente dándole placer de a poco.

- ¡Joder! Quiero que me des duro Justin. Sé que tu polla es grande y quiero que un hombre me lo haga como una fiera, sé que tú lo harás.-mordió mi labio inferior.

 

Descaradamente metió su lengua en mi boca. Encendiéndome con su beso exótico y con sabor a frutas y menta. Me quité mi pantalón de un tirón y mis bóxers.

 

- Espera un poco.-dijo, cuando nuestras pieles sensibles chocaron.

- ¿Qué quiere jefa?-pregunté, con voz ronca.

- Quiero...-ronroneó, tocando mi polla de punta a base y viceversa- quiero probar esto.-dijo sexy.

Gemí contra su oído. Y succioné el lóbulo de su oreja, respirando contra ella, sabiendo cuánto la excitaba. Ella me giró y quedé con su cuerpo encima del mío. Sus besos comenzaron a caer por mi pecho y sus pequeñas y traviesas manos llegaron hacia mi ingle. Me hinqué contra la mano que agarraba mi polla. Ella sonrió, pude verla al agachar un poco mi cabeza.

Estaba tan duro que no sabía cuánto aguantaría. Sentir sus labios en la p-unta de mi pene me condujeron hacia el mismo infierno. Pasó su lengua por el largo y ancho de mi polla. Agarré su cabello con una de mis manos formando una coleta.

Empujé lentamente su cabeza hacia mi pene, para que me aceptara de a poco. No quería presumir, pero sabía que mi polla era grande, del tipo que les da mucho placer a las mujeres. Del tipo que las mujeres quieren.

Del tipo que mi jefa estaba mamando ahora mismo.

En la oficina de la jefaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora