- Ana Brenda Zepeda Yepez-

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Colegio República Independiente.

Segundo "E"

Las clases iban a empezar y molesto por no encontrar a su amiga decidió esperar hasta la hora que tocara el recesó, iba a esperar fuera del aula pero se topo con un inspector que lo obligo a subir a tomar clases, clases que no eran impartidas aún, al llegar a curso, no encontró banca vacía más que una en medio del aula junto a la misma muchacha sucia que había visto antes, ella estaba recostada, con las piernas encima del puesto vacío, su rostro era cubierto por la gorra roja que llamo su atención, el lodo de sus zapatos ensuciaba su lugar.

Con asco y prepotencia la llamo varias veces pero esta no respondió.

- ¡Disculpa! - gritó - ¡Tus pies enlodados no me permiten sentar! - la chica que roncaba se azoto contra si misma y despertó, lo primero que observo fue a un chico gritando algo que no comprendía, no estaba bien despierta solo irritada por el ruido de ese muchacho.

- Callate - musitó con voz apagada, quito sus pies de la banca y le dio una patada empujándola donde él. - Escucha princeso de mierda - amenazó, no me vuelvas a levantar de esa forma.

- ¿Eres una mujer? - fue lo único que Marlon pudo decir, ella bufo sin responder, se acomodo en su pequeño puesto que debía ser incómodo para su gran altura, mientras todas la chicas de su salón apenas llegaban al metro sesenta y cinco, ella casi llegaba al metro ochenta, era sumamente delgada, pero a simple vista se notaba que sus brazos eran trabajados y que sus piernas no eran esqueléticas.

El timbre sonó y unos minutos después llego un maestro joven, de cabello negro, barba en forma de candado, ojos grandes, negros, con cejas esparcidas pero gruesas.

Llamo a lista y grito varias veces el nombre de "Zepeda" fue tanta su insistencia que al séptimo grito la muchacha malhumorada que se encontraba a la izquierda de Marlon despertó volviendo a golpearse con la mesa.

- Presente... - dijo adormilada pero al reconocer a su profesor se levanto lo más recta que podía, fue uno de los pocos maestros que conociendo su condición intentaban no mandarla a supletorio, solo respetar sus decisiones.

- Brenda no quiero que se repita lo del año pasado - advirtió serio, la muchacha asintió, despertando. Los ojos del castaño estaban expectantes de lo que ocurría, el maestro leyó la lista de nuevo y se detuvo en el apellido 28 "Lucas" - Lucas - repitió en voz alta, busco en el aula y lo encontró al chico, se sorprendió un poco de lo pálido que era y lo blanco que se veía aún más debido al hecho que sus compañeros eran morenos. - ¿Eres nuevo? - Marlon asintió. - ¿De qué colegio vienes?

- ¿dudo que lo conozcas? - su ligero asentó volvió a hacerse presente, era una ligera "r" distintiva, Brenda lo notó y viró los ojos, le caía pésimo.

- ¿De que país vienes? -

- Soy de aquí, de Quito pero me crié en Londres desde pequeño. - a medida que hablaba su palabras se modulaban y el español era más fluido, más latino.

- ¡Wow! ¿Y cómo fue que regresaste a Ecuador? - los alumnos tenían su atención fija en él y las muchachas lo miraban embelesada. Brenda por su parte solo le era insoportable.

- Ningún internado me quiere allí y cómo incendie mi colegio pues... - un murmullo se escucho en el salón, el maestro acerco sus lentes con su dedo a los ojos, era algo fuerte.

- Deberías callarte, lo dices con tanto orgullo pero no me extraña, pareces un riquillo inmaduro - azoto Brenda sin tragar sus palabras.

- No parezco, lo soy, soy algo que alguien como tu nunca alcanzara - sonrió con cinismo, la joven se irrito y se levantó, sin esperarlo lanzo un golpe al rostro del muchacho, todos ya se esperaban una reacción similar Brenda era violenta pero no esperaban que el chico fuera tan rápido de poder esquivarlo.







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