Capítulo 6

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— ¡¡Baja de ahí en este mismo instante, niño o juro que comeré tu cabeza!! 

— ¡No quiero, estoy jugando con Meria! — respondió Yoongi desde la cima de un árbol mientras intentaba tomar a la pequeña mariposa entre sus manos. 

  — ¡Te digo que bajes si es que no quieres morir!— regañó Kali, recargando sus grandes patas sobre el tronco, rogando a los dioses para que Yoongi no cayera por algún descuido.

  — Exagerado— murmuró, formando un puchero mientras veía al insecto volar por los aires, dejando atrás a Yoongi, quien no podía ir más allá  pues ahí terminaban las ramas.

Sin más opción, colocó firmemente sus pies sobre la  rama en la que se encontraba y gritó — ¡Allá voy!— avanzó unos cuantos pasos hasta que estuvo más cerca del tronco.

  — Este niño piensa que es inmortal— suspiró.  

Las manos de Yoongi eran pequeñas, sus brazos y piernas delgados, fuerza mediana y además tenía muy poco pelo, a comparación del resto de los animales. Por lo que desde un inicio él supo que no era como ellos. A pesar de no conocer realmente su origen, él no se consideraba un animal, aunque tampoco un humano. 

Lo sabía, lo tenía claro.

Él había tenido muchísimos sueños, sueños los cuales podrían dar respuesta a su pregunta, pero aún faltaba que él pudiera comprenderlos.

  — Bien, respira hondo —habló para sí mismo mientras abrazaba el gran tronco. 

  — ¡Espera! ¡No puedes bajar así! — Kali lo miró desde abajo con preocupación, sabiendo que los brazos del chico no tendrían la suficiente fuerza para sostener su peso y deslizarse a la vez.  

Muy malamente, Yoongi no lo había escuchado, por lo que simplemente rogó al árbol para que lo sujetara fuerte, aún sabiendo que éste no podría hacerlo. 

Lentamente bajó, empeñado en enterrar sus uñas frágiles sobre el tronco para no caer, pero al sentir como su fuerza se desaparecía poco a poco, supo que realmente había sido una muy mala idea. 

  — ¡Kali! 

— ¡Yoongi! 

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  — Jimin, muero de hambre— se quejó con un puchero exagerado— hazme de comer.

— Estoy algo ocupado, bebé, espera sólo unos minutos y te haré la cena.

— ¡La quiero ya! No has dejado de perder el tiempo ahí en tu laptop como estúpido, ni siquiera me preparaste la tina para mi baño recuperador— se colocó a un costado de él, quien permanecía sentado en el comedor.  

  — Perdóname linda, es sólo que debo terminar estos reportes del trabajo, NamJoon los quiere antes de las 8 — explicó sin dejar de teclear. 

 — Me importa una mierda lo que quiere NamJoon, yo tengo ganas de arándanos.

— No trajimos arándanos...

— ¡Ve a buscar! ¡Por tu culpa estamos en el maldito cerro, es lo menos que puedes hacer por mí!— golpeó ligeramente la mesa, buscando llamar la atención del chico que no despegaba la vista de la pantalla. 

— No hay tiendas cerca, puedo ir más tarde, pero necesito terminar esto primero. 

— ¡Ahora!

  — Linda, en serio...

— ¡Dije que ahora!— gritó dando una patada de berrinche sobre el piso de madera. 

— Bien — suspiró, cerrando la laptop para después tomarla entre sus brazos — iré a cortar algunos. 

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