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Miré la gran puerta de madera café de la iglesia, mi respiración se sentía pesada, el gran vestido blanco era molesto y el velo me picaba

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Miré la gran puerta de madera café de la iglesia, mi respiración se sentía pesada, el gran vestido blanco era molesto y el velo me picaba. Mi padre con una sonrisa tomo mi brazo para cruzarlo con el suyo.

—Es hora, tranquila, esto terminará pronto.—dijo pero para mí esto era el principio.

La puerta de la iglesia se abrió de par en par después de que mi papá lo solicitará, no lograba formular ninguna objeción en mi mente para evitar esto, quería llorar, gritar y hacer una rabieta. Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos y arruinar el maquillaje de horas.

No llores, tú puedes.

Lamentablemente lo que pasaría en los minutos siguientes determinaría mi futuro y el de la empresa de mi padre. Comenzamos a caminar, mis pies chocaban torpemente uno contra el otro por las grandes zapatillas que mi mamá había elegido. De un momento a otro sentí la necesidad de escapar, mi corazón comenzó a latir tan fuerte al punto de doler, intenté girar para correr y esconderme pero fue en vano, mi padre lo impidió tomándome más fuerte del brazo para evitar mi escape.

Las miradas se posaban en mi, empresarios, políticos y algunas celebridades cercanas a mis padres se encontraban en el lugar pero yo no conocía a ninguno.

Aunque todo fuera hermoso no podía casarme, no existía nadie en mi vida que amará sentimentalmente, sólo no quería casarme, ¿cómo puedo estar con un hombre que no conozco y ser feliz?
Alcé la mirada hacía enfrente con un dolor de estómago y busque a mi prometido quien se encontraba de espaldas y como novela barata giró para verme, quedé sorprendida, era muy guapo, alto, bronceado, delgado y de cabello gris.
Él sonrío al verme dejándome ver sus hoyuelos que lo hacían ver más joven, cuando llegue al altar me ofreció su mano sin borrar su sonrisa para subir los escalones. Papá detrás de mi subió y lo abrazó.

—Gracias, Namjoon.—

Él no dijo nada y papá bajo para ir a sentarse con mi madre. Namjoon con cariño tomo mis manos para entrelazar con las suyas y con cuidado se acercó a mi odio.

—Mucho gusto, soy Kim Namjoon.—Se escucharon suspiros de varias jóvenes a alrededor, él depósito un beso en mi mejilla provocando que mis nervios se intensificarán.

—Hermanos míos.

La boda había comenzado pero no podía escuchar nada, sólo lo miraba a él, necesitaba que está formalidad acabará.

—Señorita, ¿podría decir sus votos, por favor?— preguntó el Sacerdote al parecer por segunda vez.

—Si, yo...—comencé a dudar sobre lo que diría ya que no había planeado nada de eso en lo absoluto, Namjoon me miró fijamente a los ojos esperando una respuesta.

Namjoon aclaro su garganta.— Ella está muy nerviosa, ¿podría sólo saltarse está parte, por favor?

—Claro.— respondió comprensivo el Sacerdote.— Entonces sólo me queda decir que puede besar a su novia.

Abrí los ojos sorprendida, ¿cómo había olvidado eso?

Namjoon acunó mi rostro entre sus manos y sus labios entraron en contacto con los míos en un beso casto.

—Les presento con felicidad al nuevo matrimonio, el señor y la señora Kim.


Me sentía muy incómoda, no me gustaba esto, mi padre en último minuto nos dijo que habría una sesión de fotos por lo que el banquete sería más tarde

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Me sentía muy incómoda, no me gustaba esto, mi padre en último minuto nos dijo que habría una sesión de fotos por lo que el banquete sería más tarde. Namjoon y yo íbamos en una gran camioneta negra adornada de flores pero ninguna conversación se concretó, pasados los minutos la camioneta se detuvo en un lugar muy bonito, donde las hojas de los árboles de cerezo se desprendían de estos y caían al suelo formando un camino color rosa palo.
Un lugar perfecto para una sesión de fotos de boda.
Namjoon estaba sorprendido, su bella piel morena lo hacía ver como un niño pequeño, sus labios estaban ligeramente separados.

El conductor bajo apresurado, para poder abrirnos la puerta, Namjoon bajo primero con cuidado y seguido me ayudó a mi, extendió su mano y en su rostro se dibujó una sonrisa cálida.
Puse mi mano sobre la suya, noté que ambos estábamos temblando y no porqué tuviéramos frío. Baje del auto con ayuda de mi "esposo" -hasta siento escalofríos con tan sólo decirlo- y caminamos tomados de la mano, el fotógrafo ya estaba listo y algunos reporteros ya se encontraban esperándonos.
Ambos saludamos a todos.

—Por favor, pasen, en unos segundos les dirán que deben hacer.—dijo una asistente.

Colocaron ante nosotros una silla muy elegante, la madera brillaba por el sol y el buen trabajo del artesano, el asiento era color blanco con toques dorados, era hermoso.
Me indicaron que me sentará y que Namjoon se colocará detrás de mi colocando sus manos en mis hombros.
El sonido de la cámara y el flash retumbó en mis oídos y ojos indicando que la primera foto había sido tomada.

—Por favor, señor Namjoon, siéntese en la silla y señora Yena, por favor, siéntese en las piernas de su esposo.—

¿Era necesario? Arrugue un poco mi nariz ya que era muy incómodo hacer esto en público. Cuando hicimos lo que se nos pidió, Namjoon de acercó a mi para dejar un beso en mi mejilla.

—¡Que esposo tan atento!—gritaron con emoción.

Ambos nos reímos discretamente, sentía mucha vergüenza y era seguro que mi rostro parecía un tomate. Él nuevamente se acercó a mi pero esta vez a mi oído.

—En la ceremonia intentaste escapar, nunca más lo vuelvas a hacer. ¿Entendiste?—dijo con agresividad.

Sus palabras me asustaron muchísimo.

Sus palabras me asustaron muchísimo

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Casados por negocios. [Kim Namjoon] ® EDITANDO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora