— Tienes mala resistencia, eh. — dice un hombre.
Tiene 44 años y se llama Sam.
— ... Gh, podrías decir eso.
Quien le responde es un chico más joven que Sam. Tiene 28 años y se llama Arturo.
— Si me lo hubieras dicho antes, habría impedido que no tomaras tanto.
Sam mira a Arturo, encorvado y vomitando todo lo que hay en su estómago.
— No, esto es solo un efecto secundario de beber, no necesito que alguien me diga cuándo debo dejar algo que disfruto.
— Aún así...
La preocupación puede verse en el rostro de Sam. Al ver a su compañero de trabajo en ese estado, sólo palmea su hombro y desea que ninguna gota caiga sobre él.
— En cambio, tú no tomaste nada, no sé porque me acompañante a ese bar. — por fin parece vaciar su estómago.
Arturo de para recto y se limpia con papel que tenía en alguna parte.
— Fue duro para mí, me gusta pero intento no tomar nada.
— Cuando salimos, espero que lo disfrutemos, si te limitas así... ¡ugh!
No puede terminar de hablar antes de volver a soltar su relleno.
— Vomitas demasiado, el alcohol te hizo efecto, y aún así actúas bastante normal a pesar de eso.
— ¿Así lo crees?, Jeje, sólo tengo una buena personalidad.
— Aunque sólo tu personalidad Jaja.
— No eres él primero que me lo dice jajaja.
Ambos ríen mientras se divierten.
Calmados ya, miran alrededor al callejón en el que se encuentran.
Esta todo oscuro a excepción de las farolas y algunas luces artificiales de los edificios y las ventanas.— Ya te encuentras mejor, vayamos, te llevaré a casa. — dice Sam.
— Gracias, eres muy amable. — responde Arturo.
Le da un pequeño vistazo a su propio vomitó mientras pone una cara de asco.
— Seguro mañana me dolerá la cabeza.
— Aunque sólo será un efecto secundario, ¿no?
— Jaja, lo entiendes Sam.
Salen del callejón a las calles. La cantidad de gente es poca en comparación al día, una vista que ambos han visto muchas veces al vivir en esta ciudad.
Dispuestos a ir a casa, ambos se ponen en marcha.— ... ¿Porque no tomas?, — cuestiona Arturo a Sam — ¿estuviste en AA?
— Por tu forma de decirlo, parece que fui alguna clase de alcohólico en el pasado.
— Jeje, el alcohol, es culpa del alcohol.
— No le eches la culpa.
— No lo hago... Pero, ¿no fue así?, AA.
— No, aunque podría decirse que sí era alcohólico.
— Oh, vaya, lo aceptaste.
— No mentire sobre ello.
Sam hace una expresión complicada.
A lo lejos, se escucha algún auto derrapar probablemente por ir a alta velocidad y no mirar los semáforos, pero no tiene nada que ver con ellos.
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Veritas
AlteleA los 22 años una chica decide dejar su pueblo para irse a la gran ciudad Nirzon junto a una gran amiga y un ser misterioso que no es humano. Aún no saben que al salir de su pueblo encontrarían cosas que nunca creerían, dándose a la tarea de encont...