Taeyong.Después de hablar con Sicheng, lo tranquilizó un poco y le dijo que volvería a su casa, que se quedara tranquilo y que lo vería mañana después del colegio. También le prometió hablar con Taeil.
Y lo intentó, pero Taeil nunca le contestó el teléfono. Lo había llamado más de treinta y seis veces, y lo único que escuchaba era el buzón de voz.
"Sé que estás ahí, contesta enfermo, es importante, deja de pensar con la cabeza de abajo y usa un poco tu cerebro, ¿puedes?" dijo al buzón la última vez que llamó.
Maldito Taeil, ¿por qué hacía un drama? en serio necesitaba ayudar a Sicheng, y sin Taeil no podría.
Tal vez podría llamar a Renjun y pedirle que se mudara a Corea con Sicheng.
"Pero qué tonto soy" se dijo a si mismo. Como si fuera tan fácil mudarse de un día para otro. Aunque después de todo, no perdería nada con intentarlo. Solo su dignidad.
No podría pedirle el número a Sicheng ya que sospecharía mucho, pero si que podía buscarlo por Facebook, con suerte lo encontraría en menos de diez minutos. Pero no fue así, en serio, ¿por qué hay tantas personas llamándose Renjun? Si lo encontró fue por tener de amigo en común a Sicheng, si no, seguro llamaba a miles de personas y ninguna sería la que estaba buscando.
"Es lindo" dijo, después siguió buscando el número de teléfono del menor. Si iba a hacer algo, tendría que hacerlo bien. Por fin sus clases tontas de mandarín a las que su mamá lo mandaba cuando era pequeño servirían.
Después de cinco minutos de buscar, se dio cuenta que en la parte izquierda de la pantalla, en la descripción del perfil estaba el número de Huang Renjun, y decía "por si quieres escuchar como cantan los mismísimos dioses"
"Qué arrogante, ¿será él? no es nada como Sicheng, ugh, tengo que dejar de hablar solo, ¿por qué hago esto?"
Llamó dos veces, y no fue hasta la tercera que Renjun contestó el teléfono.
"¡Hola! ¿quién habla?"
"Hola, ¿Renjun?"
"Soy yo. ¿Quién habla?"
"Eh, hola, soy Taeyong, soy amigo de Sicheng, Dong Sicheng"
"¡Ah! de Winwin"
¿Winwin? ¿qué era ese apodo tonto?
"Sí, supongo. Tengo que hablar contigo"
"¿Es de Winwin?"
No quería admitir que Winwin le parecía el apodo más tonto y ridículo del universo, realmente necesitaba que ese niño dejara de decirlo.
"Sí. Es de Sicheng"
"¿Qué pasa?"
"Está mal. Muy mal. Necesito de tu ayuda, que vengas a Corea, por favor"
"¿Qué tiene?"
"Él necesita a mucha gente que lo haga feliz"
"Pero ir a Corea no sé si sea posible. Al menos que pida ir a estudiar, ya que ustedes comenzaron recién el año escolar"
"Sí, hay intercambios, Renjun. O siempre puedes venir por tu cuenta. Seguro que tus padres estarán de acuerdo"
"Mis padres no quieren a Winwin. Tendría que mentirles, además, yo solo tengo catorce años, no lo sé, ¿cuál era tu nombre?"
"Soy Lee Taeyong. Mejor amigo de Sicheng" mencionó "vamos, Renjun, un intercambio suena bien, ¿no? recién ha llegado un japonés aquí por intercambio también y lo han recibido bien, solo será un año"
"Tengo que irme, gracias por llamarme. Lo pensaré y lo hablaré con mis padres. Si Winwin está mal entonces debo ir, haré todo lo posible por él" y colgó.
Seguro que diría que no. Estaba frustrado, eso era lo más estúpido que pudo haberle pedido a alguien, vamos, ¿qué clase de persona le pide a un niño de catorce años que se mude de su país, solo? Era un enfermo.
Todo terminaría mal. Y Taeyong se sentía tan culpable. No hay que mentirse, si él no le hubiese presentado a Jiwon tal vez Sicheng estuviera menos mal. Se equivocó, jugó mal.
¿Debería solo dejarlo ir? Tal vez debería llamar a Ten.
Ten. Ten es hermoso, muy hermoso. Como un atardecer. No, Ten es mucho más hermoso que eso. Con Ten se desahoga bastante, a pesar de que hablen muy poco cuando se ven.
Taeyong no lo merece. Porque Ten es amable, y tierno, dulce, y puro. Muy puro. Mientras que Taeyong sólo va por ahí, escondiéndose detrás de Taeil, lo admite. Y es grosero, y aburrido.
Tal vez debería romper con Ten. Romper lo que nunca se unió, seguro que será algo bueno, y así él estará limpio, y estando limpio podrá limpiar a Sicheng.
Pero no puede, no debe. Porque Ten lo odiaría. Y sufriría mucho, y eso es lo que no quiere. Y nadie que conozca a Ten quisiera que sufriera, ni mucho menos, que lo odie.
La vibración de su teléfono lo sacó de sus pensamientos. Era Taeil, tenía cinco mensajes de Taeil.
"Pero es que eres tonto!! hay q hacer que sicjeng sufra!!!"
"o tal vez no ya ves que me gustaaaa"
"me encanta sicheng me encantaaaaaaa"
"estoy en la mierda, taeyong"
"ven a verme por favor, estou donde vamod despues dek colegio sacsmeeeeeee"Estúpido Taeil, eran las cinco de la tarde y estaba borracho, además ¿por qué le hace leer todo eso?, bien pudo haberlo llamado.
Ahora tendría que ir a verlo. Bien puede dejar que muera, pero es su amigo y lo necesita, así que no tiene opción.
Supuso que Taeil estaría en MH Bar, ya que es el lugar favorito de ambos y al que siempre van en época de exámenes.
Tuvo suerte y logró encontrarlo, estaba en una mesa, con una chica que se notaba muy incómoda. Taeil estaba boca abajo, sus ojos estaban entreabiertos, y al verlo, saltó y le dio un abrazo.
"Amo a Sicheng, te-tengo que decirle ya" balbuceó.
"Vámonos, Taeil. No balbucees, es nuestra regla de oro"
Le costó mucho, muchísimo llevarse a Taeil. El mayor no solo hizo un berrinche, si no que era demasiado pesado. Además, cuando estaba a punto de tomar un taxi, Taeil se dio cuenta de que no llevaba su teléfono, así que tuvieron que regresar, tuvieron suerte de encontrarlo rápidamente en la misma mesa donde lo había visto cuando llegó.
Eran las siete de la noche, ambos estaban en la casa de Taeyong. Cuando llegaron, lo primero que hizo el pelirrojo fue inducir a Taeil a vomitar colocándole mentol en su sien, un poco en el párpado y debajo de la nariz.
Funcionó, pero Taeil es estúpido, y en vez de vomitar en el baño vomitó en las sábanas de Taeyong.
No estaba enojado, pero si cansado. Cambió en seguida las sábanas, bañó como pudo a Taeil y lo acostó a dormir. Él también se cambió y se acostó en el pequeño sofá que tenía en su habitación.
Cuando escuchó a Taeil roncar se tranquilizó, y supo que podía dormir. Sin embargo, aún habían cosas que no lo dejaban dormir. Cosas como Sicheng, o cuál será la respuesta de Renjun, y Ten.
"Ojalá mañana sea un buen día" pensó. No sabe cómo, pero logró conciliar el sueño.