Nada se escuchaba alrededor, un silencio inundaba a la tragedia que había pasado, nadie que pueda ayudar, nadie a quien acudir, solo esperar.
…
Todo está oscuro y por alguna razón mi cuerpo no se mueve, no entiendo nada…
- Gggh… -
Un dolor punzante en todo mi cuerpo hizo que entienda que algo malo había pasado, pero aun así estoy confundido, me siento mareado. ¿Dónde estoy?
Debo mantener la calma, que mi mente se aclare y así pueda entender mejor las cosas, pero no puedo evitar tener miedo. Todo está muy oscuro y tan solitario.
Me cuesta respirar, este dolor es casi insoportable, pero eso me hace dar cuenta que no estoy soñando y que aun estoy vivo.
…
Guillermo se encontraba acostado dentro de su auto, había vidrios que podía tocar con el roce de sus dedos que poco podía mover y se podía oler un poco el olor a gasolina…
Acaso…¡ ¿tuve un accidente?!...
Necesito moverme…
- Duele… - es inútil, necesito ayuda, alguien que me ayude por favor, tengo miedo. No quiero morir. ¿Estoy solo?
Guillermo comenzó a recordar palabras y vagas imágenes de alguien ¿pero quién?.
“Mi vida, levántate que llegamos tarde”… “Guille hoy te toca cocinar” … “te amo Guille”… “Guille…”
- ¿Sa… Samuel?-
*Meses atrás*
- Guille… Guille!
-Mmmm… - Guillermo se da vuelta y tapa su cabeza con una almohada.
- Despierta ya! – Samuel se tira arriba de él y comienza a hacerle cosquillas.
- Ya! Jajajaja! Para! Ya desperté! Para! – Guillermo mira a Samuel con una sonrisa en su rostro.
- Feliz cumpleaños número veinticuatro! Como pasan los años! ¿Dormiste bien? – Samuel aun arriba de el sin remera lo abraza con fuerza y le da un cálido beso.
- Gracias, dormí perfecto ¿y tú? – Su mano acaricia su rostro.
- ¿en serio quieres que te lo diga? – Samuel hace una sonrisa pervertida haciendo que Guille recuerde lo que habían hecho esa noche lo que hizo que su cara quede completamente roja.
- Que tonto! – Le avienta una almohada en su cara y se levanta apresurado para meterse en el baño, Samuel no pudo evitar echar una carcajada.
Mientras se escucha la ducha de fondo donde Guille se daba un baño, Samuel colocaba un rico desayuno en la mesa. Minutos después vuelve a aparecer Guillermo.
- ¡Huele rico! – Guille se acerca hacia la mesa mientras que con una toalla aun secaba su cabello.
- Tu hueles más rico… - Samuel se acerca a el ayudando a secar su cabello.
- Pues claro, recién salgo de la ducha – Desvía su mirada mientras deja que Samuel siga secando su cabello.
- No es solo eso, tu aroma natural ya me atrae – Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.
- Siempre diciendo cosas cursis, desayunemos – Quita las manos de Samuel y se sienta a comer los waffles que había preparado – desde que estamos en Los Ángeles te has vuelto un americano chaval.
- ¿Pero qué dices?, solo es que ya me acostumbre a aquí – Samuel agarra un vaso de jugo de naranja recién exprimido.
En la mesa había waffles, cereales, jugo de naranja recién exprimido, huevos…
- Pff...! – Guillermo no pudo evitar echar una carcajada a esa imagen.
- No te rías! Que te reviento! – Agarra el waffle de Guillermo y comienza a comérselo el.
- Hey, que es mío! – se abalanza hacia el sentándose en sus piernas y agarra con sus manos su rostro – ¡dámelo!
- Pero si hay otros! – Forcejean peleando por un pedazo de masa.
- Pero yo quiero este… - Se acerca a su rostro con una mirada seductora, comiendo un trozo que sostenía su boca, haciendo que Samuel se ponga completamente rojo – delicioso…
- Tú te lo buscaste! – Samuel lo abraza y lo levanta para luego acostarlo sobre el sillón.
- Hey! Que es temprano aun – entre risas acaricia el cabello de Samuel.
- Seré tu regalo de cumpleaños… - Este le mira de manera provocadora para luego darle besos en el cuello.
- Pues no me gusta mucho este regalo, ¿tienes algo mejor? –
- Hala ¡lo que ha dicho, Me has provocado! – Empieza a soplar en su cuello mientras le hace cosquillas con sus manos.
- Era mentira jajaja, para!... – Ambos siguen tonteando entre carcajadas y caricias.
La luz del sol iluminaba desde la ventana, una leve brisa movía las cortinas y una pequeña caja con dos anillos brillaban al reflejo del sol.
*vuelta al presente*
Samuel… ¿Dónde esta Samuel? .
Guillermo comenzaba a sentirse desesperado al saber que el amor de su vida no estaba allí y estaba sufriendo.
La luz de la luna podía entrar donde se encontraba el vidrio delantero del auto, todo estaba destruido, solo se veían vidrios rotos y… sangre.
Un aire frio rozaba el rostro de Guillermo, con los ojos entrecerrados podía visualizar un poco su alrededor pero mucho no podía ver, pero si esa pequeña luz que la luna le daba, que hacia brillar los pequeños trozos de vidrios. Mientras aun pueda tener esa pequeña vista todo estará bien, pensaba.
No quiero oscuridad, tengo que seguir luchando y salir de aquí, ¿pero cómo?, no puedo moverme.
Al notar que además de vidrio había sangre por lo poco que podía ver, empezó a darle importancia distintos puntos de su cuerpo, donde podría estar lastimado, que tan lastimado estaba, ¿era grave? . De pronto comenzó a sentir un líquido que lentamente brotaba de su abdomen.
Mierda, mierda…
Se empezó a desesperar un poco, pero aun con calma, con su mano logró apretar un poco aquella herida, que valla que dolía…
Detente, por favor… no puedo perder sangre, esto es malo.
Cerró sus ojos con fuerzas. La sangre se detuvo un poco, pero sabía que no podía estar mucho tiempo allí, ¿pero cómo es que no hay nadie para ayudarlo?
Samuel… ¿Dónde estás? ¿Me esperas en casa?, si no llego a tiempo te preocuparas, no quiero eso, quiero estar contigo. Samuel, no voy a rendirme, por favor espérame.
El silencio hacia que se sintiera tan solo allí, tan miserable y triste, aun aferrándose a la vida y a que todo saldría bien…
Todo saldrá bien… esto es un mal sueño, todo saldrá bien.
Su mente solo podía recordar la cara de Samuel, un poco podía sentirse aliviado de que su amor no había pasado por esto, pero quería estar a su lado y lo deseaba demasiado.
¿Cómo había pasado todo? ¿En qué lugar estaba? ¿Cómo llegó allí?
Había muchas preguntas que en el momento no se podían responder pero cuando esas respuestas lleguen…. ¿qué pasaría?
“Nunca se sabe cuando algo malo puede ocurrir, en el momento menos pensado todo puede derrumbarse, pero aun así uno se aferra a la vida y sigue luchando, mas si tiene a alguien que te espera, por eso en momentos así, el dolor no es tan malo porque sabes que aun estas vivo. Y mientras el brillo de las estrellas y la luna siga allí, aun hay esperanza, por eso imaginare que estas aquí conmigo y que sostienes mi mano”
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