La duda - Por Piero Sandcastle

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Mis papás ya habían comprado los pasajes para que yo vaya de viaje a Mancora con Daniel (pero eso no lo sabían). Estaba de lo más emocionado por todo lo que estaba por vivir con él. No lo sé, por un lado creo que tener a alguien que siente mucho por ti es un sentimiento muy bonito pero por otro lado, me aterra el solo pensar que no puede ser correspondido. Así que, solo tengo una cosa que decirme a mí mismo antes de partir en este viaje: "Sé tú mismo y diviértete al máximo, Piero".

El día había llegado. Ya era viernes por la tarde y estaba acabando de hacer unas maletas para mi viaje. Obviamente que no llevaba tantas cosas, solo unos cuantos libros para divertirme en el viaje. Mientras alistaba mi maleta desde mi cuarto en el segundo piso, vi por la ventada a Arad corriendo con mi hermano. Estaban haciendo ejercicios juntos.

Mi hermano me miró y me saludó con la mano y Arad mi hizo un saludo con sus cejas. Cejas perfectas por cierto. Todo era perfecto en él. ¡Ya cálmate, Piero! Estás saliendo con Daniel. Aunque a decir verdad, ya no sé si es una cita o algo parecido.

Daniel me envía un mensaje de texto, que respondo mordiéndome los labios y tratando de hacerlo lo más rápido posible.

- ¿Estás listo?

- Aún estoy empacando un par de cosas J

- Ya no puedo esperar por verte *-*

Sonreí al leer ese tonto mensaje suyo. Mensaje que lo llevaré siempre en mi cabeza y en mis labios. Daniel era especial para mí, pero no sabía a ciencia cierta si yo era especial para él. Él era muy tierno y todo pero, era aún un niño. Ambos éramos niños, aunque yo ya sabía que quería hacer en la vida.

La vida es muy incierta de vez en cuando, y más aún cuando tú estás feliz y comenzando algo nuevo con una persona especial. Porque es ahí en donde vive la puta vida, o mejor dicho el puto destino e intenta destruir tu vida en esos momentos. Mi hermano me toca la puerta y me pregunta si pueden pasar. ¡Sí! ¡Pueden!

- ¿Estás decente, fideo andante? – sí, mi hermano era demasiado bueno poniéndome apodos.

- ¿Qué quieres? Estoy alistando mi maleta para mi viaje. – es ahí en donde mi hermano abre la puerta y entran los dos individuos que no quería adentro.

- Arad quería saber si le podías prestar tu Xbox este fin de semana.

Me quedé helado al ver a Arad en mi cuarto y más aún cuando me extendió la mano para saludarme.

- ¿Qué tal, Piero? ¿Qué hay de nuevo? – su linda sonrisa destrozó cada parte en mí que me decía que no lo mirara, y cada vez que pensaba en no hacerlo, terminaba haciéndolo.

- Nada nuevo... supongo – me tropecé con la pata de mi cama mientras retiraba la mirada hacia él. ¿Qué hay de nuevo, de ti? – Qué mal forma de hacer una pregunta.

- ¿Ves cómo pones a mi hermanito Arad? Se derrite ante tus encantos. – ambos se rieron pero Arad fue quien me clavó una mirada de aceptación, diciéndome que en verdad me ponía así por él. Yo simplemente retiré mis ojos de los suyos.

Mi hermano olía que en vez de testosterona, tenía hormonas femeninas. Creo que él, aparte de Adriana sabía que yo era gay. Nunca se lo confesé directamente, pero mi actitud hacia las personas más cercanas daba mucho de qué hablar.

- Quería saber si este fin de semana que no estarás pueda llevarme tu Xbox a mi casa para una reunión que tendré. Ya sabes, cosas de chicos. – ¡Y qué chicos!

- Uhm, claro. ¿Por qué no? Solo cuídalo bien. Mi hermano te lo puede dar – lo señalé mientras decía esto. Pero ojo, es la única vez que podrás entrar a mi cuarto, mole.

- Já, claro querubín. – mi hermano siempre se ríe cuando tiene que regresarme el insulto, y eso es algo que no soporto en él.

- Muchas gracias Pierito, te prometo que te debo lo que sea. Ya cuando regreses podemos conversarlo – me miró fijamente intentando decirme que ya sabía lo que yo quería de él.

Los dos se fueron y yo me quedé meditando en lo que acababa de pasar entre él y yo. No sabía si era una especia de sex appeal lo que él tenía hacia mí, o en realidad quería algo con él. Pero eso no iba a ser algo importante de descifrar por ahora. Ya tendré tiempo de conversar con Arad, y pues descubrir mis verdaderos sentimientos hacia ... no lo sé.  

Así soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora