4.Toulouse

32 4 6
                                    

Seré tío por cuarta vez y Dante me ofreció ser el padrino de su primer hijo, claro que acepté encantado, pero aparentemente ahora una de las funciones del padrino es ayudar en la organización del baby shower. Estoy viajando a Francia un jueves preguntándome porque nadie me avisó que esta pesadilla venía en el combo.

Me detengo en una gasolinera para recargar el tanque y un poco de energías para continuar. Mientras espero que el dispensador haga su trabajo apoyo mi espalda en la puerta del auto y saco mi móvil del bolsillo. No tengo ninguna notificación de Tinder, Julieta no ha dado señales de vida desde hace algunos días y extrañamente me siento un tanto aliviado por eso.

Entro a instagram, nada nuevo bajo el sol en mi timeline, así que como quien no quiere la cosa mi dedo presiona la lupa en el menú de la red social y mis últimas búsquedas me saludan burlonas desde la pantalla, @francolafont tiene una publicación nueva y @lucasbecker le da click a su perfil.

Franco subió una foto de ella a su instagram. Está dormida, tiene puesta una remera viejísima de The Doors cuya fragancia aún recuerdo y el flequillo alborotado, sus caderas están adornadas con lo que parece ser una manta muy suave. Descansa en un sillón color gris con la boca entreabierta y un libro en el pecho: "Hoy el cielo está azul y blanco con manchas azul brillante y una luna pálida y pequeña y voy a destruir nuestra relación hoy" de Tao Lin. Lo abraza, como protegiéndolo, con ambas manos. Envidio al libro, por estar ahí con ella, en sus brazos, reconfortado y contenido, rodeado de su aroma a bálsamo labial y frutos rojos. Envidio a Tao Lin, por ser quien le revuelve las entrañas con su prosa, por ser dueño de sus momentos reflexivos y de sus elogios cada vez que habla con alguien de ficción. Le encanta ese autor, me lo dijo una de las primeras veces que se quedó a dormir en mi casa y me regaló una de sus novelas.

Envidio a Franco.

Una vez que el auto está listo para las cuatro horas restantes de viaje, tomo algunas cosas de la tienda y sigo mi camino.

La casa de mi hermano es un caos, hay gente por todos lados y los ambientes se hacen pequeños al albergar a semejante séquito. Amelia, que está a punto de explotar, me da la bienvenida con un intento de abrazo que no llega a concretarse porque mi sobrino está en medio. Dos segundos después una voz se abre paso por encima del bullicio.

- ¡El Becker del medio! - Escucho y entonces ella aparece.

- Marion...

- Tia Marion deberíamos decir, por si aun no te enteraste seré la madrina de Max, ya sabes que Amelia no sabe negarme estos beneficios.

- Me imagino - Le digo sin poder ocultar mi desinterés.

- ¿Y cómo has estado? - Me pregunta ella animada.

- Normal.

- Amelia dijo que la chica que llevaste a la boda...- Cielos, donde quedó su tacto.

- Debo encontrar a mi hermano - Le digo haciéndola a un lado con delicadeza y subiendo las escaleras.

- ¡Nos vemos luego! ¡Haremos un excelente equipo en los juegos que preparé!

- No tengo dudas.

Dante está embelesado en la puerta de lo que será el cuarto de Max, es toda una visión verlo reflexionar vaya uno a saber sobre qué en un momento como este. Lleva ojos cansados y un aspecto desaliñado que asumo se intensificará con la llegada del bebé. El piso hace ruido bajo mis pies y se da vuelta para verme.

- ¡Lucas! - Me dice sonriendo ampliamente y abrazándome con fuerza - Cielos hermano, estás en los huesos - Observa en voz alta palpando mi espalda con sus dedos. Acabo de recordar que no toqué ni uno de los snacks que compré en el camino.

- Ya sabes, lo de siempre - Me excuso con un bajísimo grado de credibilidad.

- Luces terrible - Me mira preocupado.

- Pasa en esta época del año supongo. La editorial necesita que termine mi libro, mis alumnos necesitan que corrija sus exámenes, el congreso de género necesita que lo organice...

- Bueno, es bueno que hayas venido para distraerte un poco, ya sabes - Me sonríe con una mano en mi hombro.

- En realidad vine a organizar un baby shower - Le digo comedido.

- Tu y yo sabemos que no tienes idea de cómo hacer eso, Marion ya se encargó de todo - Me dice alzando su ceja izquierda con cierta suficiencia.

- No se porque no me sorprende.

- Se rumorea que quiere pasar algo de tiempo contigo ¿Por qué no le das el gusto? - Propone sin disimulo.

- Dante... - Intento quejarme.

- Vamos, es un poco intensa pero no cabe duda de que disfruta tu compañía.

- Supongo...

- Estupendo, iré a echar un vistazo a mi esposa, nos vemos en un rato. Y oye, gracias por venir.

- No me lo perdería por nada.

- Por eso eres el padrino de Max - Me explica y lo pierdo escaleras abajo.

El cuarto de Max es la habitación de bebé más linda que vi en mi vida, no tiene colores pasteles y muebles blancos, y es muy neutral. Aparentemente comerle la cabeza a sus padres con respecto a la diversidad de géneros valió la pena. Los muebles son de madera clara y hay color por todas partes, Amelia y Dante colgaron unos banderines sobre la ventana y en la pared sobre la que reposa la cuna hay un cuadro enorme que reza "YOU ARE LOVED". En la esquina opuesta de la habitación está la mecedora en la que nuestra madre nos acunaba cuando éramos niños. Fue rotando de casa a medida que mis sobrinos fueron naciendo y muy en el fondo espero en algún momento tenerla en la mía. Pero es un pensamiento que ahora prefiero alejar de mi mente. Sobre la mecedora está doblada la manta que les regalé hace algunos meses cuando me dieron la noticia, tiene todos los colores del arcoiris. Por primera vez en mucho tiempo me siento en paz y a gusto en un lugar.

- Lindo ¿Verdad? - Marion descansa sobre el borde de la puerta. Luce radiante, supongo que el hecho de que sea una pesada a veces me hace olvidar lo preciosa que es.

- Si, quedó increíble - Le respondo echando un vistazo general al lugar, ella entra y cierra la puerta a sus espaldas.

- Tu luces increíble, incluso en tu peor momento - Dispara.

- Gracias - Le digo desanimado.

- ¿Sabes qué pensaba de ti cuando nos conocimos? Que eras frío como el hielo, que no tenías sentimientos, que te marchabas cuando querías, y volvías cuando te apetecía, que tenías control absoluto de todas y cada una de tus emociones y que nada te desbordaba.

- Suena como alguien interesante.

- Creeme, no para estar enamorada de él durante años sin ser correspondida - Dice con resignación en sus ojos.

- Lo siento.

- En fin, eso era lo que pensaba, hasta ahora. Pero he cambiado de opinión. La realidad es que eres mas caliente y pasional de lo que te gustaría y que aunque por fuera te digas que no, por dentro estás deseando que ella vuelva y te de su amor, y te está costando vivir con eso. Mucho.

- No tienes idea.

- Si la tengo, también me rompieron el corazón. Tu lo hiciste - Ataca, no tengo respuestas para eso.

- Marion perdo-

- En fin, son cosas que pasan. Solo quería decirte que lleva tiempo pero se sale adelante.

- Gracias, de verdad.

- De todos modos, estoy segura de que ella volverá por ti. Hay que estar loca para dejar pasar a Lucas Becker. Además, no mira a su novio como te miraba en la boda a ti.

- ¿Qué?

- Tengo que ir a terminar algunas cosas, nos vemos después.

El corazón se me subió a la garganta cuando ella cerró la puerta detrás de si. 

#2 ¿Por qué será que cuando abrimos los ojos hay un incendio frente a nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora