¡¡Ese Imbécil Es Mio!!_[White Hat X Dr Flug] / [Black Hat X Dr Flug]

Cap 7.- Te Recuperaré.

Poco a poco la noche comenzaba a esfumarse dando a entender que pronto el sol saldría, no tardó mucho para eso.

La casa en forma de sombrero era iluminada con la luz de un nuevo día. Dentro de ella se encontraba un joven castaño, que, con fastidio se removía en las sábanas de una cama, con dolor también lo hacía, no entendía muy bien por que le dolía el cuerpo, tal vez fue por haber atravesado aquella máquina a otra dimensión.

Los ojos del castaño era fastidiados por el sol que se asomaba por las ventanas, haciendo que se removiera aún más, para su suerte, unos brazos lograron estrujarlo de manera dulce.

El joven sonrió ante este gesto, abrió un poco los ojos, e inconscientemente los volvió a cerrar para acurrucarse en aquel pecho, pensando en que finalmente tendría paz consigo.

Tal vez no sea tan tarde, las 8 de la mañana tal vez. Para el Dr era tarde, pero tal vez para White no. Por lo tanto no le tomó importancia y continuó durmiendo entre aquellos fríos brazos.

Para su buena o mala suerte, quien lo estrujaba comenzó a removerse, dando a entender que pronto se levantaría.

- Buenos Días Jefecito.- Dijo el de cabellos castaños, se sorprendió al escuchar que no había tartamudeado. Su vista aún no se acostumbraba del todo al sol, lo cuál era un poco raro, ya que siempre se levantaba de manera rápida y el sol no le era problema, pero cómo anteriormente pensó, tal vez fue por el viaje de dimensiones.

Divisó la habitación;
Esta era blanca con toques turquesa, unas grandes ventanas aun cubiertas con las cortinas de color azul. Era una habitación bastante bonita.

Similar a la de Black Hat.

— Buenos días, Dr.- Contestó el de sombrero. Su tono sonaba tierno y gentil, cosa que le agrado bastante al castaño. Se levantó quedando sentado dándole la espalda al castaño.

— ...  Jefe ¿Que se le ofrece?.— Preguntó. A partir de ahora tendría que aprender a no tartamudear pues ya no hay porque estar nervioso. Mientras esperaría una orden.

— ¿A que se refiere?.— Preguntó sin dejar de darle la espalda.

— Emm... ¿Que le gustaría que hiciera hoy cómo primer invento?.— Trató de levantarse de la cama más su cometido se vio obligado a detenerse cuando sintió un dolor punzante en sus caderas.— Ah-ahh.— Gimió a causa del dolor.

— Veo que aún te duele.— Rió.— Debo admitirlo, me dejaste sorprendido. No creí que fuera de esa manera, Dr.

— ¿D-de que hablá?... — No entendía a que se refería su nuevo jefecito.— No entiendo... — Decía mientras buscaba sus lentes.

— Después de que te deje en tu habitación, te pusiste de una manera un tanto... Rara.— Se colocó el sombrero blanco.— Comenzaste a decir que me necesitabas, te abalanzaste a mi y comenzaste a besarme con desespero, claro, no soy de piedra, inmediatamente caí...

— ¿Q-quiere decir que... ?

— Lo hicimos.— Afirmó sin rodeos.

Finalmente encontró sus lentes, una vez puestos divisó a su jefe, su espalda estaba llena de rasguños, mordidas y uno que otro moretón. ¿Realmente él había hecho todo eso? No se la creía.

— Cómo dije; me sorprendió mucho, jamás imaginé que fueses así en la cama.— Aún seguía de espaldas. Se levantó de la cama y buscó su ropa.

— Y-yo... Lo siento mucho.— Se encogió en las sábanas, verdaderamente estaba avergonzado. Pero suponía que debió haber sido algún efecto de la teletransportador.