fleeting °°°

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Qué más da. Mañana volverá a hacer frío de nueva cuenta.
Como si estar triste no pesara también en los hombros, porque, déjame decirte que la tristeza se va acumulando por años y es en un instante que se desata toda la ira que has venido guardando todo ese tiempo. Como un volcán.
Como si ver arder al otro no fuese difícil. Verlo en esos momentos en los que no sabes si acercarte y quemarte en el intento, o alejarte como se alejan los pájaros cuando ven venir el invierno.
Yo, un día quise ser la casa de árbol más bonita que cualquiera soñó con vivir dentro, cerrar la grieta y esperar a que le nacieran unas alas preciosas. Pero la vida me sacudió muy rápido de la inocencia con la que se ve pasar el primer amor irreconocible de tu vida.
Mañana va a ser un día nuevo, la diferente voy a ser yo.
Como si sentirme vulnerable no fuese la etapa crónica de estar rota. Nadie se acerca a mi, excepto para romperme aún más, hasta llegar a un punto límite y miserable en el que me cuestiono si soy lo suficiente. Lo suficiente.
Las heridas son inevitables; las personas, irrevocables; los momentos, inolvidables; pero uno es, a veces, irreconocible e imperdonable. Ya me lo decía él, quien un día fue mi mejor amigo: abre más seguido la puerta, hay quien no la sabe tocar y espera, fuera, en silencio. Alguien que amará, sin dudar, tus extremos, tus límites, tus infinitos, la eterna e insoportable guerra contra ti misma, tu amor enfermizo hacia lo pasajero.

¿Eres fugaz?

—Aún peor: soy imposible.

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