I hear your voice

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Respiré profundamente (uno, dos, tres,diez) y abrí los ojos. La ansiedad suele consumir el temple de las personas nerviosas, y en aquella ocasión no fui la excepción. ¿Me encontraba nuevamente soñando despierta?
¿Dónde estaba? Justo al lado tuyo. Eras una sombra, un fragmento de mi memoria convertido en una tortura visible pero intangible. Bajo la luz de la hora dorada al atardecer nos sentamos uno al lado del otro, pero no dijimos nada. Nunca fuimos de muchas palabras
¿Lo encontraste? - Hablaste tú primero, y algo se fraccionó en mi interior. Extrañar de manera tan terrible a alguien no podía ser sano. Lo supe porque a pesar de no habernos comunicado por algún tiempo, aún podía recordar el tono de tu voz a la perfección
Lo supe porque al oírte se llenó de colores el espacio en blanco que había quedado dentro de mí aquella última vez. Lo supe porque volvía a soñar contigo.
Hay personas que logran llenar vacíos dentro de nosotros, vacíos de cuya existencia ni siquiera somos conscientes
Al menos no hasta que los perdemos, hasta que alguien los hace desaparecer.
Eso pensé, pero me lo callé, como la mayoría de las cosas. No era el momento, porque para disfrutar realmente de algo es necesario estar en silencio y escuchar con cada partícula del cuerpo. Y sabía que querría
recordar ese momento a la perfección al despertar.
 
- No... - Quería tomar tu mano, pero me ganaste al hacerlo primero. Pude sentir la tibieza de ésta sobre la mía, pero sabía que no estaba realmente ahí.
La tranquilidad y la desesperación peleaban a muerte dentro de mi mente, y fue recién en ese momento que logré encontrar la respuesta. - Sí. Justo ahora.

Algo había cambiado. Entendí aquel sueño y las implicaciones que poseía. Entendí lo que mi mente me había estado gritando durante todo ese tiempo, algo que yo insistía en no escuchar.

Volteé a verte con emoción, una que no había sentido por demasiado tiempo, o al menos así parecía. Para cuando quise abrir la boca ya habías desaparecido, y el paisaje se desvanecía frente a mis ojos tan rápido como tu aroma. Para cuando quise gritarte, mis ojos (los reales, los que ven el presente) trataban de acostumbrarse a la oscuridad de mi habitación, y la realidad me golpeó con fuerza cuando, al mirar mi costado en la cama, no estabas.
 
Pobres de aquellas almas que viven encerradas en sus propios recuerdos, y pobres de aquellas personas que crean}
nuevos cuando pierden la esperanza de recuperar algo ya extraviado. En la soledad de la noche respiré, pero esta vez conté los números bien.
 
La ventana abierta permitía que el frío nocturno se colara con toda su intensidad dentro de mi habitación, como si quisiera restregarme en la cara el hecho de que no estabas ahí.
(Uno,dos ...) Empiezo una conversación contigo. Vamos a dejar las respiraciones de lado, vamos a conversar. Vamos a caminar por la orilla de la playa en invierno, te invito. Logras convertir los momentos más lúgubres en algo que vale la pena recordar, no sé si te lo habían dicho antes.

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