Maniac. || Yoongi || +18

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Mina se estaba asegurando de que todo en su casa estuviese cerrado, después de todo, ella le había mentido a medias a su mejor amigo.

Ella estaba más que miedosa de quedarse sola en casa, pero eso era algo que jamás le diría a él. Mina observó la puerta principal viendo que tenía todos los seguros puestos, las ventanas estaban cerradas y las cortinas estaban corridas.

Un poco más tranquila, subió hacia su habitación, dejando la luz prendida del pasillo, eso era algo que le daría un poco más de valor. Había decidido dormir con la luz encendida de su habitación.

Mina se puso su pijama, entrando a su cama y cerrando sus ojos, la lámpara de noche, que apenas y alumbraba la mitad de su habitación, era su fiel compañera.

Antes de dirigirse a dormír, ella había mandado mensajes a su amigo Yoongi, él cual le había pedido que cerrará todo muy bien, pues ella había rechazado por tercera ocasión la ayuda del castaño.

Su sueño empezaba a llegar, su cuerpo se empezaba a sentir algo pesado y su cerebro al fin estaba empezando a dejar de trabajar. Su respiración se estaba haciendo lenta, pero un clic la hizo regresar de ese reconfortante sopor.

Boca arriba, con los ojos bien abiertos y pupilas dilatadas. Escuchaba como una puerta era cerrada, ¿había dejado la puerta del baño abierta? No, ella se había asegurado de que todo estuviese bien cerrado...

Un par de pasos se fueron acercando por las escaleras, podía escuchar el chirriar de los escalones. Sentía como su cuerpo se estremecía por ese sonido, un ladrón había entrado a su casa, su corazón se lleno de miedo y empezó a latir con fuerza.

Rápidamente ella se levantó de su cama tratando de no hacer ruido y rodó hasta debajo de ella, con manos temblorosas marcó el número de su mejor amigo en el teléfono móvil.

1... 2... 3...

"Aqui, Min, me encuentro ocupado en este momento deja tu mensaje después del tono..."

Y la grabadora saltó, ella maldijo por lo bajo, sintió como algunas lágrimas amenazaban con salir, tenía miedo y ahora mismo se estaba recriminando por no hacerle caso a su amigo.

Pero todo pensamiento se esfumó cuando la puerta de su habitación fue abierta muy lentamente. La respiración de Mina empezó a temblar, un par de pies entraron a su habitación, la poca luz que la lámpara de noche daba, no dejaba ver más que una sombra.

Ella tenía miedo, sentía que estaba perdida. La persona que había entrado a su casa y ahora estaba en su habitación caminaba con lentitud por su habitación, como si estuviera buscando algo.

Mina rogó porque esa persona tomara lo que quisiera y se fuera, oraba para que el ladrón no le hiciera nada.

Pero esas oraciones fueron en vano cuando un par de manos la arrastró hacia fuera de la cama.

-¡No, sueltame! - vocifero ella, tal vez algún vecino la escuchara y llamaría a la policía.

El hombre, pues ella se había dado cuenta que era un hombre por la fuerza y el cuerpo, forcejeo con ella. Trató de inmovilizarla, pero Mina estaba dando una gran pelea, ella no dejaría que esa escoria de la sociedad hiciera algo malo con ella, aunque se estuviese cagando de miedo.

Ella peleo, pataleo y mordió al ladrón, pero eso solo hizo que el hombre se enfadara. De un movimiento rápido el hombre le propinó un golpe en la cara, dejándola en la inconsciencia.

Mina no pudo pelear más, ella ya no sabía que era lo que pasaría con su cuerpo.