Miré sus pies, el trabajo que costaba moverlos era infernal. Su mano en el bastón hacia una fuerza sobrenatural pero, había algo más que le movía.
entonces pregunté
- Abuela ¿Te puedo ayudar?
- No hijo, ya terminé
- Pero puedo llevar la mitad de la ropa y tú la otra mitad
- Bueno hijo llévala toda, iré a recostarme un rato. Haré café ¿Quieres?
- No hay café en el mundo que esté más rico que el que tú haces.Y definitivamente, el destino llega y cuando lo haga, su sonrisa, el desayuno junto a ella y nuestro café por las noches será lo que más duela cuando marché.
J. Andrés Vicente (Sempiternal)
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Distorsión (Microcuentos)
RandomConstantemente me atacan las imaginaciones, visiones y pláticas conmigo mismo. Es difícil tratar de explicar todo a detalle, pero dejando las cosas abiertas al público lo hace más divertido, ya que incluso para mí, al leer mis microcuentos me cambia...