Era imposible sacarla de mi mente, verla llorar fue lo más doloroso que me había pasado.
Tomé nuevamente la linterna y salí al patio trasero.
La empuñadura estaba helada, sentí como el frío quemaba mi mano de forma casi placentera.
-¡No, por favor no, no tienes que hacerlo!Ahora duermo con una sonrisa al recordar sus ojos perdiendo el brillo. Ella descansará acostada bajo esta tierra y lo más importante, yo descansaré de ella.
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Distorsión (Microcuentos)
De TodoConstantemente me atacan las imaginaciones, visiones y pláticas conmigo mismo. Es difícil tratar de explicar todo a detalle, pero dejando las cosas abiertas al público lo hace más divertido, ya que incluso para mí, al leer mis microcuentos me cambia...